Bien cursi este titular. No se me ocurre decir algo más que eso, luego de pasar ocho horas en esta localidad que personalmente lo llamo “LA PUERTA DE INGRESO AL ALTO IMAZA”. Una puerta que debe estar abierta permanentemente a todos y para todo. Es una única manera de hacerla crecer. Una puerta, donde estén abiertos los sueños y cerrado para siempre el conformismo. En esta temporada, viajar a la zona, es ir con protector solar. Los rayos del sol, te cashpan hasta el cerebro. Un sol penetrante abriga nuestros cuerpos desde muy temprano y nos acompaña hasta cuando nace la noche.
Estuve, acompañado de mis alumnos de la Escuela de Ciencias de la Comunicación
de la UNTRM para hacer un libro, tal como lo hacemos anualmente en otros
distritos. Uno cuando se para al medio de la plaza y se mueve en 360 grados, nota el cambio. Ese desarrollo que se ve reflejado en los negocios emergentes
del lugar. El presidente de la asociación de productos lácteos, nos lleva a la
planta y “dialejitos” huele a leche. Ese día como todos, 1,200 litros reciben
de sus proveedores. Ver como se moviliza el personal (tres), valoramos el
trabajo de equipo para lograr sus objetivos, como en este caso: yogurt, queso
en diferentes variantes, natilla, quesillo o cuajada.
Una llamada, nos fortalece el optimismo. Vamos a Taulía. Confieso que
toda mi vida, desde que me aboco a escribir, tenía ganas enormes de visitar el
lugar. Fuimos por allí y pensé que era más espectacular. De la iglesia
originaria, no queda huella alguna, peor del altar mayor que, bajo pretextos lo
sacaron de allí con destino a Chachapoyas y luego, no se sabe que destino
tuvo. Taulía es una referencia histórica muy significativa en esta zona. Por
allí pasaron y regresaron los “munchas” para la Batalla de Higos Urco. Por
allí, viajaron cientos de personas hacia la selva nuestra para poblarla y muy
pocos regresaron a su tierra. Allí, también tienen a la "Virgen Asunta". Taulía, representa la esencia de esa simbiosis
social, entre el paganismo y la fe, entre la historia y su tiempo; entre el
legado que se tiene que preservar y ese futuro por construir.
Filadelfio Saldaña Valle, es nuestro guía circunstancial y de paso que
es una autoridad en esta parte del territorio. Recibe una llamada y me dice que
nos invita para que conozcamos su proyecto y luego ir a su casa para tomar un
café. Resulta que rapidito, su esposa, Marysabel Molinari Trauco, mi prima, se
enteró que estoy por allí y no podía dejar de visitarla, como que así fue. FILA
(como es su apodo conocido del profesor, Saldaña), se adelanta y nos lleva para
ver su proyecto “Los pinos de Junjul”. Vaya que es sorprendente, ver en medio
de pinos y bosques nativos, la construcción de bungalós en triángulo. La mirada
es espectacular. Uno se cree Atalaya y mira como vigilante todo este valle
verde y lleno de magia y de vida. Nos dice que ya tienen como dos años el
proyecto, que cada casa, tiene un valor
de cinco mil soles y es todo de cedro. Tiene como meta, contar con albergue para 20
personas a mediano plazo y que solo atienden a demanda o reservaciones. Cuesta
60 soles la noche. Dormir escuchando el canto de las aves y ver oscurecer al
cielo y nacer a las estrellas, no creo que ese precio, no valga la pena.
Bajamos, saludamos a la prima y ese café parecía almuerzo y merienda al mismo
tiempo. ¡Gracias por eso!
Faltaban, más sorpresas. Camino al Alto Imaza, hay una catarata poco
promocionada, que es nombrada como la "Catarata Muñoz", en honor a un curita que
vivía por allí. De la carretera caminas como 400 metros en medio de árboles
milenarios, plantas rastreras, maticos y otras plantas medicinales, luego
bajas por unas escaleras rústicas para observar la catarata que tiene 70 metros
de altura y en época de lluvia, sus aguas truenan, según su administrador y
propietario. Ya en la base, cuenta con servicios higiénicos, una casita de
descanso y futuro bar para tomar un trago para tomar fuerza y subir la cuesta,
donde las gradas perpendiculares, hacen que suba la adrenalina.
Ya, luego del almuerzo, brindado por el alcalde del lugar, Don Eladio
Cruz, fuimos al Colpar, que luego de haberla visto en su etapa de construcción,
hoy, pude disfrutar del sueño de mi querido amigo “pistón”, ex alcalde
visionario que dio en el clavo con esta iniciativa. Los que han estado en el
lugar, pueden dar fe de ello. La sorpresa final, fue ver a mi amigo de la
infancia, Manuel Calampa Jaramillo (compañero de colegio), que hoy funge de
administrador de este bonito local, que además de piscinas, puentes, aguas
termales, uno puede aventurarse a otras experiencias como el Canopy.
Un poco extensa mi historia, pero creo que vale la pena que con la
paciencia de la lectura, tengan información fidedigna de una experiencia
terrenal en esta cálida localidad. Bueno, cálida por su gente, porque hace un
frio, como uno no se imagina. A cualquier época del año, vaya bien abrigado.
Fue, más que placentero, regresar, compartir unas horas, y volver a abrazar al
tiempo, la historia y las ganas de gente que en base a punche, forjan cada día
el futuro de Molinopampa.
P.D: Tengo primos hermanos allí. Era tan apretado la agenda que ya no pude visitarlos. En agosto, estaremos solo para paseo y no de ajetreo como hoy.
3 comentarios:
Gracias maestro Cabañas por su elocuente descripción de Molinopampa, tierra bendita que me vio nacer de la cual me siento muy orgullosa, pueblo pujante y progresista gracias al trabajo conjunto de sus pobladores y autoridades.
Sr. Cabañas, gracias por trasladarnos mediante sus escritos a diferentes zonas de nuestra tierra. Usted, está dejando una gran huella para el futuro.
Que bonito que alguien como usted, visite a nuestra tierra y nos cuente de ella de una forma distinta de contar las cosas.
Gracias por difundir lo bonito de Molinopampa.
Publicar un comentario