“He tenido en mis manos, las rodillas de uno de los
hijos más ricos del mundo”, “El presidente venía escapándose de Lima, se
paseaba por la chacra, caminaba y jebeaba al pichucho como chiquillo”, “El
jugador Davis, ese con sus lentes que jugaba por Holanda, también estuvo por
acá”, “ La hija de George Bush" también.
Bajo de la
camioneta, nos encontramos con un apretón de manos, él cargaba una podadora de
pasto, yo, una ilusión de conocer las entrañas de “El Chillo” un hotel mágico
hecho a medida y semejanza de su propietario Oscar Arce Cáceres, conocido como “zorro”.
Vaya que la chapa es bien puesta. Es astuto, inteligente, voz típica chacha,
todo terreno y un enamorado exagerado de todo lo que se hable, respire, diga o
calle de Chachapoyas, la tierra de su viejo, el ex alcalde y primer odontólogo
de la ciudad, Dr. Humberto Arce Burga.
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Comedor de visitantes donde se puede apreciar una serie de reliquias que forman
parte de la evolución de la ciudad de Chachapoyas |
Toda la
extensión de la estancia, mide más de 400 hectáreas, cuenta con habitaciones
amplias y de todos los tamaños y precios también, hecha con piedra y calicanto,
tiene piscinas cuya vertiente de agua nace debajo de una añeja palmera.
Extensiones de plantaciones de café, plátanos, naranjas, una capilla simple y
única presidida de un Cristo hecho por su hijo Peter y formado de una raíz de
un grueso nogal. Tiene bancas rústicas de madera sacada de las palizadas que
trae el río. Una planta que te llama la atención a primera vista es un árbol de
caucho, grueso, enorme y que ya tiene 48 años de vida.
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Es hecho de la raíz de un árbol de nogal. Es un Cristo muy original. |
Tiene un
bar, comedor, sala de estar y un ambiente rodeado de paneles fotográficos que obnubilan
por un instante a todo aquel que ingrese al ambiente. En este ambiente amplio,
esplendoroso, mágico, puedes encontrar como 20 fotografías ampliadas de la ciudad
de Chachapoyas del siglo XX. Si bien es verdad la primera cámara nace en el
primer tercio del Siglo XIX, las fotos es probable que hayan sido tomadas entre
1890 a 1960. Destacan la Plazuela de Burgos, la Plaza de Armas, nuestra
catedral que más se asemeja a iglesia de pueblo, el primer carro, la primera
bicicleta, una serie de máquinas de escribir y todas en perfecto estado. Una de
ellas fue utilizado nada menos por Víctor Raúl Haya de la Torre, una bien
conservada montura utilizada por el Presidente Manuel Prado Ugarteche, unas
cámaras fotográficas antiquísimas, planchas de fierro, primus, radiolas y una
victrola, quizá la más grande que haya llegado a la capital de Amazonas y que
sirviera para amenizar las fiestas de la “alta sociedad chachapoyana”, en
salones burgueses donde un Tango, Swing o Jazz, Soul, Nueva Ola, Chicas Ye-Yé,
huarachas y en todo su apogeo y glamour, La Chumaychada.
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Rodeado de máquinas de escribir. ¿Qué complicidad habrá en cada tecla, verdad? |
En todo el
ambiente se respira a tranquilidad, a campo, a libertad. Ya tiene más de 20
años al servicio del mundo. Muchas personalidades de la política, de la
economía, deportistas famosos, millonarios del mundo han disfrutado de sus
ambientes y todos han quedado encantados de su magia, de sus reliquias
inimaginables que tiene la estancia. Una reliquia que no tiene valor económico
es la cabeza de un tigre de bengala fosilizado y que es un tesoro, no solo para
el hotel, lo es también para Amazonas.
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El fósil de la cabeza de un tigre de bengala. Es impresionante. |
Creo que en
la Estancia “El Chillo” conjuga sutilmente la naturaleza, la bondad de los
propietarios y su espíritu de lucha y apego a la tierra. El “fox”, todos los
días tiene algo que hacer, camina, rebusca, otea para hacer mejoras permanentes
a fin de que la estadía del visitante deje un sello especial en cada uno. Un
sello hermético quizá nunca saber la galería de personalidades que habrán
dejado su espíritu en cada cama, en cada suspiro, en cada noche de luna y
estrellas o sus pasos errantes en cada piedra, en cada pieza que rodea el
lugar.
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Árbol de caucho, casi único en esta parte de Amazonas |
Es mágico,
monumental. Es la esencia de un pueblo que tiene miedo a cambiar de piel, es
una apuesta (hasta ahora) por un servicio exclusivo. Es la huella de los “zorros”
por hacer de la herencia del viejo, una causa que motive el orgullo por lo
nuestro. Ah, está tan cerca de la ciudad. Una hora basta para llegar al lugar,
pero…solo abre de mayo a diciembre.
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Cámaras fotográficas, planchas de fierro pesadas y radio antiguas |
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Tocadiscos de los años 50 |
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Victrola. Una reliquia que se preserva en la Estancia "El Chillo" |
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Con la máquina de escribir utilizado por Víctor Raúl Haya de la Torre. Toda una joya. |
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