lunes, 5 de febrero de 2024

¿Se debería discutir el futuro de Amazonas?

             





Escucho que la democracia, es gobernar en base a la licencia que les otorga el pueblo en procesos electorales. Es la representación para hacer más que algo para el beneficio de las masas. Aquí surge mi primera duda ¿en base a que se les atribuye a los políticos esa representación? ¿Sólo por los  resultados en los votos? ¿Y si esa representación es interesada en hacer lo que quieren? En fin.

            Como nunca antes, la democracia está en una crisis aguda y que afecta a todos los gobiernos de esta naturaleza, sobre todo en América Latina. Ejemplos hay varios, excepto, El Salvador. Chile, es complicado, Bolivia, es irracional, Ecuador, una lucha de poderes, Colombia, peligra, Venezuela, es todo menos democracia y Perú, es una marioneta, que se mueve por otros intereses más allá de las evidencias.

            Y será peor, si es que la democracia no se fortalece, con la participación de las masas. Esas masas, que estoy casi seguro, no quieren más fierro y cemento, que gritan en silencio por salir de la pobreza, que desea ser mejor ciudadano. En Amazonas, ¿hay temas por discutir y construir una agenda social que sea una alianza entre los gobernantes y los gobernados?

            Creo que sí. Se debería discutir el futuro de nuestras comunidades nativas, la agresiva deforestación, el incremento de la pobreza económica, los índices altos de desnutrición y anemia, los conflictos sociales permanentes por falta de negociación, la ruta que debemos seguir para ser mejores como región, las políticas públicas que deberíamos implementar para ser más competitivos como departamento, el valor agregado a cada una de nuestras potencialidades. Es decir, sí tenemos algo porque discutir. Discutir, no con el puño en alto o con ira, menos con bajas pasiones. Discutir con razones, fundamentos, acuerdos, deseos mutuos, pero sí, con el COMPROMISO de apostar por Amazonas y no por nuestros egoístas deseos.

            A 24 años del Siglo XXI, poco o nada, hasta hoy, se puede decir con convencimiento que sí sabemos a dónde queremos llegar y sin eso, todo se hace imposible. De nada sirven los discursos, las promesas, las intenciones.

            El 2032, el bicentenario de Amazonas, es un año clave a donde todos debemos mirar y aportar, para que eso suceda, necesita que alguien lo motive. No creo que eso esté en manos del pueblo.

jueves, 1 de febrero de 2024

Carnaval de mi infancia.



    Confieso que he pecado, le dije al cura, en la misa de miércoles ceniza, das das me puso ceniza en la frente haciendo una cruz. Saliendo de la iglesia, con la manga de mi chompa, rapidito lo borré, para no pasar roche en la calle, más si me encuentro con una quillamasin del barrio.

    Dos semanas antes, ya con fuerza jugábamos a los carnavales en mi barrio de Tushpuna. En esos años, éramos pocos vecinos, ralo ralo habían casas y la muchachada no pasaba de 30. Ya saliendo el sol, cualquiera de las chicas que pasaban por la calle Sachapuyos, era víctima. Si no se mojaba por la casa de "el bolo", fijo, le shutiaban en la casa de "los canchules", ya por "el caserolo", estaba lista para que lo metan a los pozos de agua.

    Era una fiesta sin control, éramos irreverentes a todo, hasta a la maja de mamá. Un domingo, ya cuando el carnaval entraba a su máxima euforia, nos reuníamos en la pampa y de allí nos separábamos en mancha, previamente ya estábamos armados con cientos de globos, chisguetes, talco, sapolín y tishne que robábamos de las ollas de la tushpa de la abuela.

    Recuerdo que por Burgos nos encontramos con una mancha de Santa Lucía. Eran nuestros rivales en el fulbito de cada fin de semana y esa rivalidad llegó hasta en los carnavales. En pocos minutos, Burgos se convirtió en el lugar de la batalla. Teníamos nuestra estrategia, casi militar. Los más grandes, afrontábamos la envestida de los globos y los baldes de agua (esa sucia que había por montones en las calles sin encementar). Lo tumbábamos al líder del otro grupo y los más pequeños de los nuestros, se encargaban de pintar el cuerpo con sapolín y el tishne.

    Ya por la tarde, cuando hemos recorrido casi toda la ciudad y superado todas nuestras hazañas, regresábamos al barrio y bañarse algunos, los más grandes se iban a la cantina de la tía Rosalía, para tomar chicha de jora o guarapo. Entre trago y trago, se contaba nuestras acciones osadas. Yo, tenía que pasar por las manos de los más grandes para que me saquen toda la pintura de la cara. Era tan dura la pintura pegada en mi rostro, que teníamos que usar retazos de tejas para sobarlo en nuestra cara. Otros, ya más expertos, previamente se protegían la cara con aceite de cocina.

    Una vez, tuve que padecer la experiencia de ser bañado con querosene para que salga el sapolín de mi cuerpo y la cabeza. Ya por la noche, en la fiesta, nuestra cara estaba rojísima de tanto que se sobó con la teja. 

martes, 28 de noviembre de 2023

300 leguas sin beneficio alguno

 


Era una madrugada muy húmeda. Hace menos de media hora que había parado la lluvia. María, se levanta de la cama y juntos preparamos el ucho para el camino. Preparo a la mula y me pongo el poncho de jefe que lo compré en mi viaje anterior a Rioja.

Tocan a la puerta. Sin permiso, ingresa Juan. ¡Padrino, padrino! ¡Quiero irme contigo! ¡No puedes, no puedes!, este es un viaje para hombres, tu recién eres un muchacho. ¡Regresa por onde has venido! Lo saco de mi casita. María, me mira y solo calla. Al rayar la mañana, con un abrazo, dejo detrás de mí a mi mujer y dos hijos. La mula, rápido sube a la primera lomada. Ese día tenía que llegar sí o sí a la Cueva de Bagazán. 

En el horizonte, ya salía el sol que amenazaba con cashparme la piel, arriba en el cielo celeste y las blancas nubes que se esfumaban, vuelan en círculo, muchas shucas. Me dije por dentro, seguro algún caballo estaba muerto más adentro. Dentro de la maleza, siento que un cuerpo se mueve, saco mi machete y escucho que me dicen ¡No padrino, no!. Juan, que me había seguido a escondidas salió del monte con dos perdices en sus manos. ¡Veste que ya soy un hombre!. No le dije nada, seguimos nuestro camino. Más abajo en donde teníamos que descansar habrá tiempo para conversar.

Extrañamente, dos kilómetros más abajo, había varios arrieros y caballos. Escucho que a diez metros de Rumshitana, un hombre había caído muerto. ¡Ah!, dije, con razón las shucas están cerquita a mi cabeza. Me cuentan que era Don Julián Contreras, viejo arriero que cayó fulminado de un ataque al corazón, luego de las tres piedras que tiró, no embocó en los hoyos de la roca. Es tradicional y hasta un oráculo, que todo viajero tiene que hacer esta prueba. Veía que era imposible esperar, vadeando el río, superé a todos y seguí con mi camino por Pauja. 

Mi mula relinchó como salvaje. Una culebra más adelante cruzaba el camino levantando la cabeza. Das das saque mi machete y de un solo golpe separé la cabeza de cuerpo. Era verde plateada, quizá haya tenido un metro. Juan, con el susto propio de un niño, solo suspiraba profundamente. Media legua después, en la olleta, hervimos el agua, hicimos un caldo de perdices. ¡Mucha sal, las echao padrino! ¡Por eso es que me gusta viajar solo, sotoco!, nadies me fastidia, nadies me dice que si falta la sal o el azúcar o el ajo ¡nadies!.

Mi cuerpo se levantó de la pirca para reiniciar el camino. Ya habíamos pasado Granada y bien arriba ya se veía a Pishcohuayuna. Al fondo había dos lagunas y por medio de ellas teníamos que viajar despacito, despacito. Media hora después, estábamos al pie de la cordillera. Mi mula relincha exageradamente fuerte ¡Shit! ¡Shit! ¡Shit!, le repetía. No pude hacer nada. Un tremendo bloque de hielo cae de la montaña, lo deja llapcha a mi mula. Se perdió todo, absolutamente todo.

Juan, mi ahijado, me abraza. Padrino, padrino, felizmente usted y yo estamos vivos.

 

...continuará



domingo, 29 de octubre de 2023

Huancas y Chachapoyas, el acuerdo histórico que pone fin a un conflicto



Han tenido que pasar un poco más de veinticinco años para que figurativamente, las localidades de Chachapoyas y Huancas, "fumen la pipa de la paz" y pongan fin a un conflicto que sin duda algun, los más perjudicados son los más de 20 mil habitantes que habitan zonas de controversia administrativa.

Desde muchos años, ambas localidades, exponían y argumentaban sus controversias por las competencias dentro del territorio, el motivo: Quebrada de Santa Lucía, como límite territorial y otras causalidades y evidencias, que con el paso de los años, han permitido que se hayan asentado miles de personas de manera desordenada en las urbanizaciones populares como:  Pedro Castro, Murcia, 16 de octubre, entre otros. Desorden, que no permitía actuar a ambos municipios por la delimitación del territorio. Lo que parecía que no tendría final, al parecer, muy pronto, se hará realidad.

El viernes por la tarde, en el auditorio de la Municipalidad Provincial de Chachapoyas, se reunieron todas las autoridades de Huancas, con el gerente municipal de la provincia, Econ. Edinson Cueva, contando como coordinador de debates, el Ing, José Encina, director de demarcación territorial del Gobierno Regional Amazonas. Huancas, por la voz de sus autoridades, presididas por su alcalde y de la Comunidad Campesina, manifestaron su postura y que toda la zona en conflicto, excepto Nadine I - II y el aeropuerto, se quedan bajo la administración de Huancas y lo demás bajo la responsabilidad de Chachapoyas, pero sin perder el derecho de las tierras de la Comunidad Campesina.


Esto, el sábado en Asamblea de la Comunidad Campesina de Huancas, se ratifica los acuerdos, sumándose algunas consideraciones complementarias, pero que la delimitación se da. Todo indica que será posible y con ello poner fin a una controversia, legal y administrativa que, si es que no se hallara solución, seguirá la bomba de tiempo en esos territorios.



Legalizar la administración del territorio, conlleva a que todos los habitantes de esas zonas, deberán regularizar sus predios, pagar sus tributos y con ello, contar con servicios de calidad que tanta falta hace. Todos conocemos este problema. En pleno Siglo XXI, no se puede padecer de servicios básicos o pretextos para no invertir en la mejora de la calidad de vida de nuestros vecinos.

En esa lógica, todos los que participaron en este evento, han manifestado su predisposición para que tal como desea Huancas, se pueda efectivizar en poco tiempo. Eso se complementará con una visita de equipos técnicos para que mediante equipos de precisión se pueda definir la delimitación administrativa.

Estos problemas se hicieron evidentes desde hace 25 años aproximadamente por temas de la administración del aeropuerto. Ambos territorios han desarrollado encuentros de negociación en diferentes ocasiones, pero sin llegar a acuerdos concretos. Hoy, parece que llegará a su fin y con ello, un nuevo amanecer para ambas localidades.


Fui testigo de este hecho. Observé cada gesto, cada discurso, cada fundamento. Rescato, la visión que tiene Zózimo Meléndez, el alcalde de Huancas. “es preferible sobrevivir que seguir muriendo en un conflicto que a ambos pueblos nos hace daño”. Cerrado esto, lo que viene es un trabajo muy inteligente para que la transición satisfaga a todos y que los pobladores entiendan que estos hechos traerán mejora en las zonas donde habitan y con ello, mejorar su calidad de vida.

Observé la madurez en cada personalidad firmante del acta. Eso que tanto nos hace falta para que por sobre las emociones, se imponga la razón. ¿Cuántas cosas se pueden hacer con visión de futuro?. Desde esta tribuna personal, expreso mi felicitación por tan importantes logros.

martes, 1 de agosto de 2023

Para la historia.

             



            Ya ni me acuerdo, la vez primera en que me comprometí en hacer algo por la tierra donde nací. Sé que mi pensamiento está con ella. No sé si es normal tener una obsesión por una ciudad donde habitan miles de personas y quizá seas el único que se impregna de los aromas de Chachapoyas, que pese a ser “vieja”, tiene es “no sé qué” que te apega a sus amaneceres, a sus noches y a sus proyecciones, las mismas que solo se harán posible, siempre que sus hijos apuesten por ella.

Cuando era casi un adolescente, hicimos una campaña para implementar la primera biblioteca municipal, formamos parte de una generación que hacía exposiciones de pintura en Lima, campañas para atender demandas con alimentos y vestido a zonas en emergencia. Más adulto, me involucré para que Serpost emita una estampilla en honor a Toribio Rodríguez de Mendoza, impulsé con las APAFAS la creación de la universidad, gestioné estando en Cusco, la presencia de bomberos expertos en apagar incendios forestales, presidí la comisión para la recuperación de la Catedral de Chachapoyas, me uní a un grupo para comprar una planta de oxígeno en plena pandemia, motivamos memoriales para la ampliación del aeropuerto de Chachapoyas y ahora, esto de la bandera más grande del Perú.

La bandera

Surgió de la nada. Bastó una motivación para que encuentres respuesta de un reducido grupo (como siempre, todos son los llamados pero poco los escogidos por el destino). El 2021, en una semana desde que nació la idea, hasta que se ice la bandera, pasó de todo. Superamos los miedos, la pandemia. Nos unimos grandes y chicos en esta extraordinaria experiencia. Exhortos, vimos izar nuestros colores rojo y blanco, presenciamos la lucha con los vientos.





Tiene 20 metros de largo por 9 de ancho. Nació para quedarse y formar parte de la historia, como que después de tres años es así. Tres años después, ya está depositada y guardada en una urna de vidrio, lleno de firmas de patriotas nuestros que fueron testigos de su último paseo. En Levanto, ya se hizo inmortal. Nuestra bandera en la tierra de Blas Valera, estará a la vista del mundo en un futuro museo de sitio.

También la asociación

            Con este motivo, los que impulsaron este gesto histórico, formaron la Asociación Civil “Mi bandera sobre las nubes” (ASCIMIBAN), teniendo su partida de nacimiento el 27 de agosto del 2022, curiosamente luego de dos años de haber iniciado esta gesta. Parecería que es un ejército, sin embargo son muy pocas personas que la conforman. Lo bueno de su existencia y sobrevivencia, son los múltiples caracteres, profesiones y miradas que tienen sus integrantes. Eso la hace que siga adelante. No rige otra razón que su compromiso con la patria. Vive, se oxigena con la voluntad de cada socio que rasca la olla para encontrar algo para compartir y hacer efectiva las actividades previstas. El primer año, fue un izamiento, el segundo con un poco más de expectativa, el tercero ya se cuenta con un mástil de acero y un terreno de 240 mt2, cedidos por Roger Castillo y para el cuarto en adelante, ya soñamos con que sea espléndido.

Primera JUNTA DIRECTIVA


            Y como dice el título, esto es para la historia. Esa que se tiene que contar con franqueza, donde se reconozca a los protagonistas (por eso escribo). Esa historia, que nos debe dejar como lecciones aprendidas, como evidencias para futuras motivaciones. Eso, que permitirá recordar por los hombres, cuantos años pasen.

Escudo institucional


            He sido protagonista de mi vida siempre y trataremos de seguir en ese camino, acompañado de dos cosas claves; en una mano, el amor y en la otra; el aprendizaje. Sin esas dos cosas, no somos absolutamente nada, ni para uno, peor para nadie.

 

P.D

Para que la historia nunca los olvide:

Arturo Gómez Vergaray/Norma Cruz Vilcarromero/María Lourdes, Chávez Zumaeta/Lesly, Montenegro Correa/William, Tinoco Soplín/Elizabeth, Terán Reátegui/Juanita M. Trigoso Puerta/Leonidas Puerta Valdez/Vianney M. Díaz Iliquin/Homero, Oyarce Escuadra//Nancy Reyna Viale/Pablo Vilca Huamán/Roger Castillo/Rocío del Carmen Zuta Muñoz/Edith Meléndez Huamán (Cosió la bandera)/Jerson Gormas Montoya/Luis Salier Rodríguez/Francisco Merino/Manuel Cabañas Lopez/Mayor PNP. Jhon Mendoza/Silvia Tuesta 

Iniciaron este proceso histórico. El 2023, se unieron jóvenes que será motivo de otra narración






viernes, 30 de junio de 2023

A la Florida (Pomacochas), sí voy más.

 


Iría muchas veces, más. No solo por esa sopa de arroz que hasta hoy se queda ese sabor en la boca, tampoco por su lago, que, como espejo mágico, te refleja en la cara los rayos del sol, menos por sus quesos diversos y de colores. A la Florida, puedo ir las veces que quiera. Es un polo de desarrollo en extensión en pleno corazón de Bongará, que vertiginosamente ha crecido y tiene varias manifestaciones por mostrar y recrear.



Dejó de ser, esa Pomacochas de los años sesenta, donde los pobladores con ponchos y caleros pasaban sus días en medio de totoras y comiendo carpas, truchas o pejerreyes, del arado de las chacras o del pastoreo. Hoy se viste de colores. Hace frio, sí, pero cuando el sol te abriga, también te quema, te resucita la existencia y hace tu estadía placentera. Esa Pomacochas, de los Catpo y los Chicanas, pasó a los Chávez, Bazán. Es un lugar extenso con una hegemonía de migrantes cajamarquinos que lo han forjado con otra mirada. Una evidencia de eso, son las estatuas pétreas traídas de Porcón y que adornan su Plaza, así como el ingreso al lago.

Regresé después de muchos años, exactamente desde el 2014, año en que formamos una Asociación de Turismo de la localidad, donde cruzamos el lago hasta el embarcadero de Levanto para comer cuyes y pejerreyes fritos o en ceviche y recibí como recuerdo un protector de cojín bordado con flores y un picaflor. De eso al 2023, Pomacochas, tiene cambios sorprendentes. Es más extensa, cuenta con hoteles de cinco pisos dispersos a lo largo del pueblo, varios restaurantes en toda la calle principal, decenas de mototaxis, y rueda de llantas de vehículos que pasan sin cesar a lo largo de las 24 horas del día.



Llegamos muy temprano, es el día del campesino, se aprecia mucho movimiento de gente. Bajo a la plaza, me embriagan sus colosales figuras de piedra. Destaca un picaflor cola de espátula, un pescador, una sirena y hasta un ordeño a la vaca. Cada retrato tallado es el reflejo de las actividades destacadas en la localidad. Sus calles ya no huelen a tierra mojada, el cemento se sembró en sus calles principales, que te llevan al Centro de Salud, al lago y hasta los miradores que han construido sus autoridades. Sin dejar de lado al camino del pantano, que hoy es ancho y hecho con piedras lajas, que te conducen a Campana Urco.




Al otro lado, está el lago al cual se ingresa por un camino temático; por un lado, extensiones de pastos y ganado, al otro, flores y bloques de piedra con figuras emblemas de la zona. Hay, una boletería donde pagas tres soles para entrar. Una plazuela rodeada de restaurantes y artesanía te espera, unos metros adelante, un camino flotante espera tus pasos para el embarcadero, donde botes de diferentes tamaños te esperan para que hagas un recorrido por las aguas del lago, lleno de mitos y leyendas. Se dice que debajo de él, hay un pueblo. Un pueblo que no quiso ayudar a un viejito y éste lo maldijo y se inundó. Este lago, tiene diversas historias por contar. Lo rodea millones de totoras que sirven para hacer canastas, cestos y petates. Las totoras son el lugar ideal para que aniden las garzas y las nutrias, que un día surcaron el Imaza, se apropiaron del lago y es hoy por hoy, un milagro encontrar un pejerrey, de esos que alguna vez sembró la CORDEAMAZONAS.




Pomacochas, es quizá el lugar de mayor crecimiento poblacional, tan igual que Jazán. Es un territorio cuya actividad principal es la ganadería. De allí, que le ha convertido en una cuenca lechera muy importante. Hay quesos muy variados y lo curioso que la mayoría de ello, lo llevan a Cajamarca, allí lo etiquetan y van a los supermercados limeños. Sus más de 2,220 metros sobre el nivel del mar y sus casi tres mil habitantes la hacen merecedora de mejoras permanentes.

Su gente de hoy, tiene otro rostro, otra mirada. El pueblo, tampoco es el mismo. Cambia de piel permanentemente y eso es bueno, para ellos, para Bongará y Amazonas. Todo cambio, es vital. Maturana, decía “que el movimiento, te renueva, te vitaliza, te hace sentir vivo”. Pomacochas sigue vivo, latente, pujante. Sigue siendo esa joya natural que brilla por determinación de sus hijos y autoridades.

Y la volveremos a ver…



lunes, 26 de junio de 2023

Molinopampa: Huele a queso y también a progreso.

 


Bien cursi este titular. No se me ocurre decir algo más que eso, luego de pasar ocho horas en esta localidad que personalmente lo llamo “LA PUERTA DE INGRESO AL ALTO IMAZA”. Una puerta que debe estar abierta permanentemente a todos y para todo. Es una única manera de hacerla crecer. Una puerta, donde estén abiertos los sueños y cerrado para siempre el conformismo. En esta temporada, viajar a la zona, es ir con protector solar. Los rayos del sol, te cashpan hasta el cerebro. Un sol penetrante abriga nuestros cuerpos desde muy temprano y nos acompaña hasta cuando nace la noche.

martes, 20 de junio de 2023

Quitarse las anteojeras.

             


               

Al parecer los seres humanos, como los caballos, usamos anteojeras para no ver lo que sucede a nuestro alrededor y solo miramos lo que pasa y no lo que sucede hacia atrás. Esas anteojeras, nos está limitando nuestra capacidad de observadores; solo nos permiten mirar por curiosidad y nos limita nuestro proceso de la observación, un acto más que humano para poder tener otro tipo de mirada al mundo.

Si uno va a las estadísticas, las ciudades van creciendo a costa del despoblamiento de la zona rural; esa que es mirada con desdén, con malicia y rechazo, pero que no entienden que de ellos uno se alimenta. Un claro ejemplo de esto es Chachapoyas, que en los últimos treinta años ha incrementado su población en un 400% y somos testigos que cada vez, distritos como Olleros, Granada, Quinjalca, Soloco, Sonche, Magdalena, Jalca Grande y hasta Chuquibamba, se van quedando con población vieja y sin juventud.

La capital de Amazonas, requiere de más de 15 mil viviendas, las mismas que se impulsan mediante inmobiliarias que proponen casa propia, quizá alejada de la realidad territorial, en el que no se mira el futuro caótico que se nos viene, sin agua, sin servicios básicos y sin recursos ni proyectos para ello. No veo en el horizonte intermedio proyectos o planes que nos anticipen a los serios problemas que nos aquejarán en menos de una década.

Lo mismo sucede en Bagua y Utcubamba; extrañamente no pasa lo mismo con Mendoza, donde la zona rural es más densa que las ciudades y es básicamente por las tierras productivas que luego de volverlas inútiles, siguen explotando tierras para el beneficio económico, de allí que más de 5 mil hectáreas al año se deforestan y pocos ponen el grito en el cielo.

De este y otros problemas se puede hablar extensamente en Amazonas. Humberto Maturana, un genio, decía que “el futuro, no depende como se lo mire, es fundamentalmente como se lo sueña”. Tal parece que nosotros no nos atrevemos a soñarlo de la mejor manera.

Concluyo o recomiendo. Los responsables del desarrollo del territorio, deberían comenzar a pensar y planificar rompiendo los esquemas del conformismo. Los chachapoyanos, deberían mirar a Luya y Lamud como las futuras ciudades sostenibles, los “bagüinos” a su zona rural para repoblarla. Urge, desconcentrar los servicios a la zona rural para evitar una seria crisis alimentaria en el futuro. Estamos permitiendo cambio de actividad económica. Cada vez se pierden tierras de cultivo por pasturas, se deja la papa y el maíz como el frejol, por leche y sus derivados. De tres personas, dos quieren vivir en la ciudad, con ello, al 2050, las ciudades serán más y los pueblos desaparecerán.

domingo, 18 de junio de 2023

Lamud: entre la fe, el sueño y la realidad

    


¿Cuántas veces, he tocado tierra luyana?. Decena de veces y por diferentes motivos. Hoy, acompañado por siete alumnos de Ciencias de la Comunicación, crucé el Utcubamba, subí Caclic, pasé por Tincas, rodee a Luya y llegué a Lamud, la capital de la fe. Esa ciudad pequeña pero gigante en legados por fortalecer.

En medio de la helada de junio, llegamos a Lamud para convivir seis horas con su gente. Esa gente que nos cuenta y quiere contar historias, que desea desahogarse y trasmitirnos sus experiencias y sus sueños y compartir esa magia que tiene el lugar. Dígame si no será mágico, tener como patrón espiritual al "Señor de Gualamita", ese ser divino que todavía nos deja sus pasos y caminos por medio de cadillos y relatos que te trasladan a lo más profundo del espíritu o recorrer el molino de piedra, una reliquia fantástica dejada por Don Cesáreo Torrejón o del gran Sapalanchan, donde vale la pena una escapada y disfrutar de una riqueza literaria, artesanal y pictórica del mundo.


Gualamita: más allá de la leyenda

Llegas y lo miras, te sientes un pigmeo derrotado y atribulado por tus pecados, miedos y desesperanzas. Te miras en el reflejo de su mirada y eres un mutante que cambia de espectro, por un lado, lleno de temores y por otro, con ganas de recuperar esa fe y dejar de lado tus remordimientos. De él se han escrito decenas de kilos de tinta y golpes en los teclados de una máquina de escribir o de una computadora. En esta ocasión, me entusiasme de sobremanera, al saber que TIENE SU PROPIO MUSEO y eso me parece una genialidad.


Tiene tantos objetos de valor y de una singularidad belleza, que el mismo hecho de exhibirlo le da una connotación  trascendental. Antes, estaba dentro de la iglesia matriz en un espacio reducido. Hoy, está dentro de la parroquia en un espacio más amplio, venteado y es un placer ver tantos obsequios dados con devoción al Patrón espiritual de Amazonas. Y recordé con nostalgia que no pude concretar hacer lo mismo con la "Virgen Asunta", cuando tuve el privilegio de presidir sus fiestas patronales.

Doña Irene Sánchez Arévalo, nos esperaba en el templo para compartirnos su historia. Se emociona, se traslada, se transforma, se hace un ángel que cuenta con detalle las anécdotas de "Gualamita", aquel que por ruego de los pobladores, truncaron que vaya a su destino final como era Ecuador. Nos muestra, los zapatos, sus túnicas y mantos. Sus joyas de diversos metales, los libros de peticiones de sus devotos. Le cuanto mi experiencia, la comprometo y saca del armario la primera capa y túnica del patrón, ya raído, maltratado y algunos cadillos de evidencia que el amito era "callejero". Le comento mi experiencia en otros países y le digo que en Colombia o Ecuador, a los feligreses para llenarlo de ese halo de espiritualidad colocan sobre su cuerpo las capas de la "Virgen de la Sal" o de las Nieves a cambio de un peso o un dólar y la gente sale lleno de fe. ¿Se podría hacer eso y recuperar a los feligreses y creyentes?. Mi teoría, es que sí.



Molino San José: El legado de un genio

En agosto del 2014, fue la única vez que visité el Molino y de paso fui a saludarle en su lecho de dolor a Don Cesáreo Torrejón, el último genio de Luya, que por una negativa hecha a su persona para moler trigo y hacer unos dulces a sus hijos, se las ingenió y prometió hacer uno y ponerlo al servicio del pueblo. En tres años, tuvo el molino, demostrando su utilidad.  Poco a poco comenzó a construir una estructura y de allí a suplir necesidades en base al ingenio y la lectura.


El ecomuseo San José, se ubica a menos de diez minutos de Lamud, te recibe orgulloso el nieto, Hans Vidarte Torrejón, un ingeniero mecánico que asume el legado del abuelo para mantener activo esta joya de la invensión humana. Se explaya contándonos cada logro del abuelo genio, llega un momento y llora de orgullo. Nos cuenta que lo revela y que en sus sueños le dice "estaré contigo siempre que se muevan las piedras del molino" y cada mañana y los nuevos amaneceres cumple su promesa de hacer que esas piedras se muevan por el empuje del agua y llenarse de olores frescos de la naciente harina que llega a nuestro paladar en panes o empanadas.


El molino, es el único que sigue activo en Amazonas y es probable que sea uno de los pocos a nivel nacional, por lo que estamos hablando de un patrimonio regional digno de visitarlo por lo menos una vez en nuestra vida. Su entrada es placentera y cálida por el verdor de la zona. Huele a manzanas y naranjas. Se escucha el suave recorrido de las aguas que de un metro, se reduce a ocho centímetros para dar vuelta a las turbinas y generar energía. Entre 2 y 5 soles cuesta la entrada. Costo muy ínfimo para compartir una mágica experiencia.

Hotel Sapalanchan, más que el placer de dormir

 "Bienvenidos, soy el dueño, el administrador, el barrendero, el gasfitero y el chef del hotel", nos dice, Paul. Contagia con su chispa e ingresamos a sus instalaciones. Si de lejos parece, de cerca y dentro del Tambo Sapalanchan, es una increíble construcción. A mí que me gusta el arte, me maravillé ver algunos trabajos originales del cajamarquino Sabogal, de artesanía mexicana, de pintura cuyos trazos se hicieron en diferentes países del mundo. Una enorme biblioteca que alberga tomos de enciclopedias inglesas.


Paul Darc, el hombre pulpo, a las más de 5 hectáreas lo ha convertido en un templo del placer, del descanso, del climax cercano a la felicidad. No hay sonido de claxon de carros conducidos por choferes frenéticos, hay un silencio que solo se rompe con el vuelo de los quintes y el movimiento tenue y cadendioso de los árboles. Tiene diez habitaciones, un gran comedor lleno de reliquias, grandes extensiones de áreas verdes donde uno puede sacarse los zapatos, las medias y caminar patacala y llenarse de energía y si abrazamos un árbol, somos hombres renovados. Cuesta entre 280 y 300 por noche, incluído un desayuno americano. Vale la pena la inversión. Contemplar la noche llena de estrellas, echarse en una cama que tiene base de piedras, leer un libro al costado de una fogata o tomarse un trago escuchando la música de tu preferencia. Sapalanchan, es un hecho de "locura" dice, el buen Paul. No se arrepiente. Cree que es un adelantado a su tiempo. Sabe que vienen tiempos mejores y con ello, su carisma y sonrisa, será más eterna.

Entre miniaturas y la historia

En estas iniciales seis horas de reencuentro con la capital de Luya, visitamos a la diminuta imagen de María y su inmáculo corazón que celebra en julio su festividad. Es tan pequeña pero con una historia muy grande, como lo que nos cuenta con pasión y autoridad, Jorge Enrique Salazar Mendoza, ex alcalde de Luya y teniente alcalde de la provincia. En su casa, rodeada de "Gualamitas", nos relata la historia colonial de su provincia, los mitos y leyendas poco conocidas y nos induce en su laberinto de la escritura, mostrándonos sus machotes de futuras publicaciones.


Vago como niño sin destino, me abrumo con los murales de las calles lamutinas, me penetro en sus olores mixtos de tamales, humitas, me abruma su silencio extremo, me consuela verla de nuevo: más grande y rejuvenecida. Me penetro en sus calles. A lo lejos, siento que me vigila un Cristo Redentor y me abriga con sus brazos gigantes en la mañana fría y me conduce a comer delicias en las Tinajas, un restaurante donde hacen maravillas en su cocina y donde para orgullo mío, un sobrino es el chef.

Regreso a casa, cargando ideas y nuevas letras para contar historias y algo de mí se queda en esta ciudad, Regreso partido. Regreso poseído por la esperanza y el espíritu renovado y profundamente agradecido a las personas que nos acompañaron y asistieron en nuestro viaje, quienes en representación de Amilcar Díaz Mendoza, nos hicieron sentir más que en casa.

¡Gracias por leer estas historias y compartirlas ellas!




Nota: Muchas gracias a la Municipalidad Provincial de Luya, a su alcalde, a su gerente de desarrollo Social, Elita Olivares y las que administran la DEMUNA. A las personas que nos contaron sus historias y experiencias. A los muchos amigos que tuve el privilegio de volver a verlos. Mil gracias.

lunes, 27 de junio de 2022

MACRO: MÁS ALLÁ DE LA EXPERIENCIA

Al canto del gallo y con los primeros rayos del sol de un junio extraño que no quiere dejar pasar las lluvias y el frío, agarramos la mochila con destino a La Magdalena. Después de casi tres años de encierro, el cuerpo quiere recuperar energía y la mente un motivo para seguir creando historias y compartir experiencias. Hace como siete años que no voy a la tierra de las “malachas y malachos” y quise cobrarme una revancha: conocer MACRO. Y vaya que es algo extraordinario.

CORDÓN UMBILICAL

Así como una madre tiende un puente, llamado cordón umbilical para que el hijo crezca en su vientre y nazca a la vida, lo mismo deben tener los pueblos para que se comuniquen, intercambien y vivan. Hoy por hoy, se viene construyendo una amplia carretera (asfaltada, que forma parte de una red vial) que fortalecerá la unión entre Chachapoyas, Levanto, San Isidro del Maino y Magdalena. Por esa ruta salimos, por esa ruta, una hora y media después, llegamos al destino previsto. Del frío intenso de Chachapoyas al calor y frescura de Magdalena, desde ya, es un cambio personal.



MÁS QUE CAMINOS

Después de un opíparo desayuno, invitado por el dinámico alcalde, Luis Tenorio, partimos a Macro, unas ruinas que llaman la atención de todo viajero cuando viaja por el Utcubamba y ve en las montañas piedras colosales, cual Atalayas, que nos miran desde tiempos milenarios.



Frente a mí, se abren graderías de piedras laja, miles de pasos abrán recorrido este espacio. Camino admirado por la limpieza del camino, los paraderos colocados para un descanso previo y depósitos para basura bien organizado. El camino inicial se complementa con arcos naturales que han dado forma las añejas plantas de Tara, adornados de Nopal o si lo quiere, llámelo, tuna, penca o palera, que reta al tiempo y al viento con caprichosas formas que motivan la curiosidad del visitante o miles de wicundos y silvestres orquídeas de color o alguna que otra flor lila, amarilla, roja o fucsia que te saludan al paso.



Bajas y subes pequeñas pendientes, unas te llevan cerca del río y escuchas su melodía cuando rompen sus olas y se chocan con las piedras en las orillas; otras, te suben para chocar con las neblinas de las mañanas y respiras aires nuevos, aires de tiempo, aires de sosiego para que después de media hora, estés frente a frente a muros de poca altura que dieron vida a MACRO, restos arqueológicos de los Chachapoya, probablemente construidas entre los años 1,100 y 1,300 D.C

MACRO

Debe ocupar las construcciones de Macro, un promedio de tres hectáreas, son casas de base circular con motivos romboides, mismo que son típicos en las manifestaciones artísticas de los Chachapoyas, tanto en arquitectura, cerámica, textiles y escultura. Las casas y torreones de Macro son edificios en buenas condiciones que hasta la fecha no han sufrido ni necesitado ningún tipo de restauración. Son piedras gruesas, pesadas y muy bien talladas. A vista de un observador primario como yo, parece que esas paredes de media luna que vemos del frente, fueron como base para construcciones de vivienda, que ya no se notan, pero sí se aprecia cuando uno camina sobre sus cimientos. Deben tener entre tres o cuatro metros quizá. Es simple pero muy bello, más cuando el entorno está lleno de colorido y al fondo se aprecia la pista que une a los pueblos de esta zona con Chachapoyas la capital de Amazonas y se puede disfrutar de la belleza que irradia el río Utcubamba, cuyo nombre se da en base a la existencia de gran cantidad de algodón que se producía en la zona en el Siglo XVI. Son construcciones que miran al horizonte donde en lo más alto se las montañas vecinas, se erige monumental como siempre la fortaleza de KUELAP.



Tan solo media hora ocupa de tiempo llegar a la zona desde la plaza de Magdalena. Media hora de paso lento. El camino está totalmente conservado. Es amplio y limpio. Se nota que hay un trabajo fuerte en la localidad para evitar que los turistas arrojen basura en el camino. Es quizá el lugar más adecuado para cualquier tipo de persona que tiene la pasión por la aventura de conocer cosas nuevas y atractivas.



De regreso, uno puede entrar en las chacras que están en las riberas del río, disfrutar de sus aguas que, dependiendo de la estación, tiene color a chocolate y en verano, totalmente esmeralda y cristalina, donde uno puede ver como viajan truchas o pegados en las piedras a las tan apetecidas “cashcas”. Puede disfrutar de caña, de guayabas, incluso de grandes paltas que hasta pueden llegar a pesar un kilo cada uno, puede cansarse de tomar tantas fotos le plazca ante la armonía plástica del lugar que desde el primer paso  se da. Uno camina rodeado de peñascos, de flores, orquídeas, pencas y nopal (con sus caprichosas formas) y arcos naturales que hinchan el pecho de emoción y orgullo por lo nuestro.





Es cerca del mediodía, llego a la plaza, me encuentro con Luis Tenorio, alcalde del lugar, me recibe con una jarra de guarapo. Lo tomo lento, muy lento. Mi cuerpo recibe la energía de los curacas del pasado. Revivo momentos ancestrales, recupero la fuerza, volteo para ver los caminos dejados y contemplar a lo lejos, un legado más que contamos en nuestra tierra, de una raza noble, gallarda, combativa que vive y vivirá siempre en el recuerdo de sus hijos del presente y futuro.