lunes, 19 de mayo de 2025

Amazonas más allá de la retórica



En el libro rojo de Mao Tse Tung, hay una frase que cobra vigencia pese a las ideologías que se tenga o nos oriente: "Una cosa es el libro otra la realidad". Efectivamente y casi siempre nos dejamos llevar por nuestras lecturas como recetas y lo manifestamos airadamente por todos los medios y las formas, creyendo en nuestro grado de influencia y la realidad es absolutamente distinta del discurso que nos cuentan.

Cuando miramos al mapa de Amazonas desde arriba, tiene variadas formas y depende de nuestra imaginación, un concepto o aspiración. En los mapas es pintado de verde, en la realidad y dependiendo de la estación es como un camaleón y cambia de color. Es visto con mucha proyección, pero en la realidad muy poco se hizo para que "esa proyección o sueño" pueda ser realidad. Nos dicen las estadísticas que tenemos muchas cadenas productivas, la realidad es compleja, sin tecnología, esas cadenas se rompen y al final se queda como proyecto y no alcanza a crecer o evolucionar.



Es impresionante, recorrer nuestros pueblos y reconocer la riqueza de nuestros suelos. En Jamalca, crece pepitas de oro (maíz) en inmensas laderas que se pierden en la distancia visual. El arroz, es lo más relevante en las sabanas amazónicas de Bagua y Utcubamba, el cacao, crece de una manera inmejorable y en el camino se respira a chocolate, un aroma envolvente, al que se suma el café como las piñas en El Porvenir, anexo de Aramango y te embriaga la vista al ver la gran cantidad de plantaciones de Bambú. Eso es el Norte, que también tiene su Sur.

El Sur de Amazonas, vomita historia, tradiciones, ritos, cultura, convive con legados, además de la maravilla de sus paisajes naturales, como sus extensiones de papa, frejol, paltas, plátanos, producción pecuaria y ganadera, al que se suma su patrimonio monumental regalo histórico de su pasado colonial que se aprecia en Chachapoyas, Luya, Bongará y Rodríguez de Mendoza.

Y es allí donde se pone en la balanza crítica de dar el peso a las palabras y a los discursos. Esos discursos de los falsos profetas que te ofrecen cambiar el futuro en base a inversiones y uno se pregunta ¿Qué inversiones?. Cuando preguntas al poblador del campo, te pide dos cosas: agua y carreteras. Agua hay en abundancia pero no se utiliza la tecnología o canales de irrigación para ese cometido de crecer en el campo agrícola. Es decir, el pueblo quiere sobrevivir, comer y satisfacer sus necesidades básicas; mientras que el tecnócrata o erudito de saco y corbata o zapatos, exige cosas intrascendentes que solo sirve para alterar el ego.



Leyendo los gestos, los deseos, es que atrevo a pensar que Amazonas necesita prioritariamente lo siguiente y no es una receta de desarrollo por favor:

- Calidad de vías de comunicación terrestre. Sin carreteras afirmadas o asfaltadas, no podremos ser competitivos.

- Calidad  educativa, que va más allá de reformas; pasa por contenidos temáticos que permitan recuperar el valor de la pertenencia y la identidad. El mundo padece de una crisis educativa porque no se valora al maestro que sabe de pedagogía, pero habrá que cambiarlo desde las bases o mejor dicho de abajo.

- Tecnología, sin esto seremos cola de ratón siempre. El mundo no es el mismo, Amazonas tampoco, tampoco lo será en el futuro, pero debemos apostar por tecnología e innovación.

- Investigación, estamos en pañales en este rubro. Si lograríamos investigar sobre nuestro pasado, tengo la seguridad que el futuro sería nuestro y de nadie más.

Creo que ya deberíamos dejar de lado la retórica y hay que comenzar a ser prácticos atacando los problemas de raíz y para eso se necesita de un liderazgo más allá de los mesiánico o impuesto por caprichitos. Ya no merecemos más de lo mismo en AMAZONAS. 

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