martes, 11 de enero de 2022

Chachapoyas: 2038 el año esperado

 



Levanto la mano, el bus urbano para. Lo tomo en Salamanca, me lleva hasta 16 de octubre. El recorrido es largo, lo bueno es que las calles están bien afirmadas y encementadas. Frena en seco, un grupo de deportistas, sube hacia la ciudad por hermosura. Es una maratón programada por los 500 años de la ciudad. Son como cinco mil inscritos. El aniversario lo amerita, tal es así que llegaron delegaciones de 55 países del mundo. Felizmente hay hoteles y restaurantes adecuados para atender la demanda. Las calles están llenas de personas que celebran con entusiasmo este aniversario. No todos los días se celebra 500 años.


Un día antes, estuve mirando a la ciudad desde el MIRADOR DEL PUMA, construido en las faldas del
Puma Urco. Un mirador, que no envidia a nada. Tiene cafeterías, áreas de esparcimiento, un pequeño
museo y hasta una biblioteca 4D. Dentro de poco, será la base para un teleférico en la ciudad. Desde allí, con un largavista pude contemplar esa ciudad que soñé hace muchos años. Veo edificios de hasta ocho pisos al costado de lo que son los hospitales de EsSalud y Minsa en Chachapoyas. Las viviendas han crecido exponencialmente hacia Huancas, que ya forma parte de la ciudad. Los que se llamaban asentamientos o invasiones, tienen servicios básicos y elementales. Es la otra cara de Chachapoyas. Tiene áreas verdes, parques de recreación, se respira vida. Se nota que ya no somos 40 mil personas. Habitan con nosotros, más de 70 mil.



El centro histórico, está lleno de vida y tradiciones. Algunas casonas, se convirtieron en museos (comprados por el Estado) de diferente género: histórico, religioso, artes plásticas, incluso por las noches, hay conciertos de música. Mi ciudad, tiene fama mundial, se ha convertido en el centro del mundo. Todos los días llegan a nuestro aeropuerto turistas de todo lado. Mis oídos cansados por el tiempo, identifica cuando camino por Amazonas, algo de ruso, de alemán, de italiano, de mandarín, de inglés y hasta amárico, lengua que se habla en África.

El sistema de organización social de la ciudad, es interesante. Las normas y disposiciones se cumplen. Se nota el nivel de ciudadanos que saben sus derechos y deberes. No se ve perros callejeros y vagos por las calles como en los años 20 de estos tiempos. Hay un sistema de recojo de basura subterráneo que puede almacenar 100 toneladas de basura diaria. El agua, que era un problema, es suficiente y de mejor calidad. Se han desarrollado proyectos de alta gama para lograr que las aguas del río Sonche se transformen en agua dulce.

Me encanta despertar todas las mañanas y ver nuestros parques y plazas llenos de flores que emiten fragancias que alimentan el espíritu y las ganas de seguir viviendo pese a los dolores y achaques de la vejez. Mi mente regresa a mi infancia, donde caminaba pata cala por calles de barro. Hoy, eso es historia. Mi ciudad, es la que imaginé y sin duda alguna, lo que se pensó, soñó, se hizo realidad. ¡Bien por Chachapoyas, la ciudad que es difícil de olvidar y dejar de querer!. 

P.D: Un artículo futurista. Utopía hoy, que, si soñamos en grande, se puede hacer realidad.


Fotos: Francisco Merino/ el autor

1 comentario:

ANYACU@HOTMAIL.COM dijo...

Felicitaciones señor Manuel por este artículo utópico,que interesante imaginación que matiza con la realidad histórica de una ciudad histórica.