Levanto la
mano, el bus urbano para. Lo tomo en Salamanca, me lleva hasta 16 de octubre. El
recorrido es largo, lo bueno es que las calles están bien afirmadas y
encementadas. Frena en seco, un grupo de deportistas, sube hacia la ciudad por hermosura. Es una maratón programada por los 500 años de la ciudad. Son como
cinco mil inscritos. El aniversario lo amerita, tal es así que llegaron
delegaciones de 55 países del mundo. Felizmente hay hoteles y restaurantes
adecuados para atender la demanda. Las calles están llenas de personas que
celebran con entusiasmo este aniversario. No todos los días se celebra 500
años.
El centro
histórico, está lleno de vida y tradiciones. Algunas casonas, se convirtieron
en museos (comprados por el Estado) de diferente género: histórico, religioso,
artes plásticas, incluso por las noches, hay conciertos de música. Mi ciudad, tiene
fama mundial, se ha convertido en el centro del mundo. Todos los días llegan a
nuestro aeropuerto turistas de todo lado. Mis oídos cansados por el tiempo,
identifica cuando camino por Amazonas, algo de ruso, de alemán, de italiano, de
mandarín, de inglés y hasta amárico, lengua que se habla en África.
El sistema de
organización social de la ciudad, es interesante. Las normas y disposiciones se
cumplen. Se nota el nivel de ciudadanos que saben sus derechos y deberes. No se
ve perros callejeros y vagos por las calles como en los años 20 de estos
tiempos. Hay un sistema de recojo de basura subterráneo que puede almacenar 100
toneladas de basura diaria. El agua, que era un problema, es suficiente y de
mejor calidad. Se han desarrollado proyectos de alta gama para lograr que las
aguas del río Sonche se transformen en agua dulce.
Me encanta despertar
todas las mañanas y ver nuestros parques y plazas llenos de flores que emiten
fragancias que alimentan el espíritu y las ganas de seguir viviendo pese a los
dolores y achaques de la vejez. Mi mente regresa a mi infancia, donde caminaba
pata cala por calles de barro. Hoy, eso es historia. Mi ciudad, es la que imaginé y sin duda alguna, lo que se pensó, soñó, se hizo realidad. ¡Bien por Chachapoyas,
la ciudad que es difícil de olvidar y dejar de querer!.
P.D: Un artículo
futurista. Utopía hoy, que, si soñamos en grande, se puede hacer realidad.
Fotos: Francisco Merino/ el autor
1 comentario:
Felicitaciones señor Manuel por este artículo utópico,que interesante imaginación que matiza con la realidad histórica de una ciudad histórica.
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