El mapa que represento es una
aproximación, más no una afirmación. La parte marcada con verde representa a la
población Awajum y Huampis, la del centro a la alta presencia de compatriotas
migrantes (Cajamarca, Piura, La Libertad, Lambayeque) y la parte inferior al
territorio donde existe mayor arraigo por las raíces y su pasado representado
en dos culturas influyentes como son los Chachapoya o Sachapuyos y/o Luya –
Chillaos.
No tengo porque negarme el derecho
de afirmar lo privilegiado que soy al haber recorrido toda la región y
encontrarme con diferentes razas, colores, ideas, pensamientos y proyecciones,
además de frustraciones, claro está y siempre me he preguntado y hoy lo hago
público ¿Cuánto nos reconocemos como parte de un territorio? Y lo simplifico de
la siguiente manera. Los que leen este artículo ¿Conocen El Santiago y Cenépa?
¿Han convivido siquiera un día con estas comunidades? ¿Han estado más de unas
horas en Bagua y Utcubamba, viajaron por Alto Perú, a Cumba, Copallín y se
encontraron con cientos de hijos de Cajamarca que migraron buscando un mejor
porvenir y pese a los años que viven con nosotros, no olvidan sus orígenes?
¿Cuántos conocen que contamos con las primeras iglesias de indios de Sudamérica?
¿Cuántos conocen los cerca de mil recursos turísticos con que cuenta nuestra
tierra? Ummmm.
Y pensar que estamos tan cerca a
celebrar el Bicentenario y hay muchas cosas por resolver. Un problema serio y
que amerita un estudio sociológico, étnico y antropológico es el tema de los
espacios territoriales y su evolución como población humana. El Sur de
Amazonas, casi siempre estuvo motivado por el orgullo al pasado, a nuestras
reliquias y legados y hemos olvidado que cruzando Cáclic hay oportunidades para
todos, esas oportunidades están bien siendo aprovechadas por una población
migrante que a puro punche lo están convirtiendo a Utcubamba, Bagua y gran
parte de Bongará ( Pomacochas, Yambrasbamba, etc) en zonas potenciales
económicas y seguimos mirando como “aquellos”; si vamos más al norte, quizá nos
siga sorprendiendo encontrarnos con miles de personas pequeñas con ojos felinos
y alertas, de color cobrizo y que hablan un idioma raro y quizá los miramos con
desdén sin entender que tras esos rostros existe una historia envidiable y que
son guardianes de nuestra selva y atesoran muchas vivencias e historias.
No sé si estamos jodidos ya, pero
si el Bicentenario trae algo bueno para Amazonas, que sea y que nos permita la oportunidad
DE RECONOCERNOS COMO AMAZONENSES, pese a la procedencia que tengamos.
Reconocerse, sería el primer eslabón de la cadena para alcanzar el verdadero
desarrollo que aspiramos todos.
Amazonas, necesita despercudirse de
tabúes y poses. Necesita que sus hijos se miran CARA A CARA, dejen de lado los
estigmas del pasado y abracemos un mejor futuro. En ese proceso que bien caería
una REFORMA EDUCATIVA REGIONAL cuyos contenidos nos hablen con orgullo de lo
que fuimos, la esperanza lleno de optimismo y un presente con el compromiso de
hacer los cambios reales para iniciar el camino de SER MEJORES Y GRANDES …MAÑANA.
1 comentario:
Conocernos y conocer el territorio deberia servirnos para reorientar el desarrollo de Amazonas, pero un desarrollo bajo en emisiones
Publicar un comentario