sábado, 15 de febrero de 2020

¿Nos conocemos los amazonenses?



El mapa que represento es una aproximación, más no una afirmación. La parte marcada con verde representa a la población Awajum y Huampis, la del centro a la alta presencia de compatriotas migrantes (Cajamarca, Piura, La Libertad, Lambayeque) y la parte inferior al territorio donde existe mayor arraigo por las raíces y su pasado representado en dos culturas influyentes como son los Chachapoya o Sachapuyos y/o Luya – Chillaos.

No tengo porque negarme el derecho de afirmar lo privilegiado que soy al haber recorrido toda la región y encontrarme con diferentes razas, colores, ideas, pensamientos y proyecciones, además de frustraciones, claro está y siempre me he preguntado y hoy lo hago público ¿Cuánto nos reconocemos como parte de un territorio? Y lo simplifico de la siguiente manera. Los que leen este artículo ¿Conocen El Santiago y Cenépa? ¿Han convivido siquiera un día con estas comunidades? ¿Han estado más de unas horas en Bagua y Utcubamba, viajaron por Alto Perú, a Cumba, Copallín y se encontraron con cientos de hijos de Cajamarca que migraron buscando un mejor porvenir y pese a los años que viven con nosotros, no olvidan sus orígenes? ¿Cuántos conocen que contamos con las primeras iglesias de indios de Sudamérica? ¿Cuántos conocen los cerca de mil recursos turísticos con que cuenta nuestra tierra? Ummmm.

Y pensar que estamos tan cerca a celebrar el Bicentenario y hay muchas cosas por resolver. Un problema serio y que amerita un estudio sociológico, étnico y antropológico es el tema de los espacios territoriales y su evolución como población humana. El Sur de Amazonas, casi siempre estuvo motivado por el orgullo al pasado, a nuestras reliquias y legados y hemos olvidado que cruzando Cáclic hay oportunidades para todos, esas oportunidades están bien siendo aprovechadas por una población migrante que a puro punche lo están convirtiendo a Utcubamba, Bagua y gran parte de Bongará ( Pomacochas, Yambrasbamba, etc) en zonas potenciales económicas y seguimos mirando como “aquellos”; si vamos más al norte, quizá nos siga sorprendiendo encontrarnos con miles de personas pequeñas con ojos felinos y alertas, de color cobrizo y que hablan un idioma raro y quizá los miramos con desdén sin entender que tras esos rostros existe una historia envidiable y que son guardianes de nuestra selva y atesoran muchas vivencias e historias.

No sé si estamos jodidos ya, pero si el Bicentenario trae algo bueno para Amazonas, que sea y que nos permita la oportunidad DE RECONOCERNOS COMO AMAZONENSES, pese a la procedencia que tengamos. Reconocerse, sería el primer eslabón de la cadena para alcanzar el verdadero desarrollo que aspiramos todos.

Amazonas, necesita despercudirse de tabúes y poses. Necesita que sus hijos se miran CARA A CARA, dejen de lado los estigmas del pasado y abracemos un mejor futuro. En ese proceso que bien caería una REFORMA EDUCATIVA REGIONAL cuyos contenidos nos hablen con orgullo de lo que fuimos, la esperanza lleno de optimismo y un presente con el compromiso de hacer los cambios reales para iniciar el camino de SER MEJORES Y GRANDES …MAÑANA.

1 comentario:

Unknown dijo...

Conocernos y conocer el territorio deberia servirnos para reorientar el desarrollo de Amazonas, pero un desarrollo bajo en emisiones