sábado, 14 de septiembre de 2019

Saemaul Undog: Más que un modelo, una forma para superar la pobreza.





El mundo deja de ser un imaginario cuando: lees, conoces y lo valoras. El mundo deja ser una utopía cuando tomas una mochila y asumes retos para alcanzar tus sueños. El mundo está al alcance de tus dedos por medio de un computador y de las redes sociales. El mundo que he comenzado a conocer, lo he recorrido y sus vivencias quedan marcadas como huellas eternas. Una de ellas es Corea del Sur y su Movimiento Saemaul Undong.
Corea del Sur, luego de la guerra con Japón y la división ideológica del mundo, vivió una etapa muy sombría que llegaron a calificarlo como inviable, lleno de una pobreza extrema que alcanzaba al 70% de la población y que tenía como ingresos anuales tan solo 79 dólares per cápita, miles de exiliados por el mundo y un futuro tan negro como la noche sin estrellas y sin luna.

Hizo la providencia que Chung Hee Park, su presidente post guerra, recorriera su territorio y al ver la situación caótica de las aldeas y algunas prosperas por el empuje de sus habitantes, creara el Movimiento Saemaul Undong, que con el paso de los años permitiría el cambio de la tristeza por la alegría, del desánimo por la esperanza, de la oscuridad pasar a la luz, de la pobreza a la prosperidad; tal es así, que hoy está en el puesto 12 como los mejores países del mundo y con ingresos superiores a los 31 mil dólares por persona. ¡Y todo eso en una sola generación!.

El movimiento como modelo

Tiene varias etapas que se resume esencialmente en cinco causas que la hicieron exitosa:
PRIMERO.- Apoyo del gobierno en un momento clave que generó la participación voluntaria de la gente.
SEGUNDO.- El estado diseño los lineamientos pero los habitantes eligieron, además de sus líderes, las obras que se hacían necesarias hacer.
TERCERO.- Marcado liderazgo comunal que generó motivación y compromiso en la comunidad.
CUARTO.- La competitividad dentro de las aldeas. Las que generaban resultados más beneficios, los que eran indiferentes, indiferencia del estado.
QUINTO.- Mística, amor, disciplina, respeto a las decisiones del estado.
Estos cinco puntos clave, hizo de Corea del Sur una nación próspera. Desde casas comunales, puentes, carreteras, caminos vecinales, mejora en las viviendas y proyectos productivos integrales, hicieron de la aldea rural, un modelo de convivencia, diligencia, cooperación y democracia participativa. Y el apoyo del estado en sus primeros 30 años para hacer todo esto, fue costales de cemento.

Por la experiencia vivida, además de los puntos clave que generan desarrollo, se suma algo fundamental del que muchos no lo tomamos en cuenta: Desarrollo Mental. La debilidad latinoamericana radica en la mente de sus habitantes y que se prolonga desde la colonia. Muchos viven de una pobreza motivada por el confort, por el “bienestar que te da el estado” (llámese asistencialismo), el cual te hace indiferente.


En el caso del Perú, casi 8 millones de personas, viven en la zona crítica de la pobreza y del sostén del estado y casi 15 millones más, no cuentan con servicios elementales y otros millones carecen de calidad en los servicios, tales como: agua, luz, salud, educación, saneamiento. Miles de comunidades nuestras viven en un retraso de siglos, los mismos que pueden cambiar si es que se generaría un modelo o movimiento como Saemaul Undog, que en castellano es “vivir bien” o “nuevo amanecer”.



El nuevo amanecer, no debe ser tan solo discursos de parte del Estado, éste tiene que rediseñar sus políticas internas de desarrollo, tal como lo dice mi amigo Cayo Cáceres (Viceministro de Desarrollo Social de Paraguay y doctor en Economía) en su libro “Desarrollo, territorio, participación e inclusión”. El desarrollo, implica la realización de acciones bien direccionadas, en el campo económico, político, cultural y social. Esa responsabilidad es de todos y todos implica, quitarse el saco y la corbata, la comodidad, la indiferencia y apostar por el futuro.

“Si viste llorar a tus padres, no veas llorar a tu hijos” fue una frase motivadora e inspiradora en los inicios del Modelo coreano. Dicha frase caló profundamente  en miles de coreanos que pese a que perdieron a padres, hermanos, esposos (as) e hijos, hicieron del dolor la mejor fortaleza para vivir la vida intensamente y hoy ser admirados en el mundo.

¿Se puede hacer eso en Latinoamérica? Si, solo se necesita: ACTITUD MENTAL, UN GOBIERNO LÍDER Y UN PUEBLO QUE SE ORGANICE Y QUE SUEÑE CON SER GRANDE …MAÑANA


NOTA APARTE

Un agradecimiento a Marisol , Lluvia y Viviana, nuestras traductoras
A los docentes que nos introdujeron al mundo de SMU
Al presidente, a los directores de SMU
A los amigos de Bolivia, Nicaragua, Paraguay, Colombia y República Dominicana.
Al personal de limpieza y alimentación.
¡Ganzamida, Corea del Sur!

2 comentarios:

Viviana Lee dijo...

Artículo muy bonito. Espero que los países de América Latina dean sus primeros pasos hacia el desarrollo y la inovación. Sin embargo, que cuiden y protejan los valiosos que son de ustedes, porque son cosas únicas que nadie y nada lo pueden substituirlos. Yo creo que lo más importante es la percepción, la cooperatividad y la práctica autónoma de las gentes. Cada cosa tiene su respectivo momento, y ese momento se basa en el esfuerzo de cada uno de nosotros. No tenemos que apurarnos pero tampoco debemos estar de manos sueltas esperando que acontezca un milagro. Habiendo gentes como tú y los demás compañeros que vinieron a Corea, que son gentes con corazones ardientes, poco a poco se hará lograr los deseos que todos nosotros tenemos guardados en la profundidad de nuestro corazón. Viva América Latina! =) Un abrazo desde Corea!!

melcalez.blogspot.pe dijo...

Gracias, Vivíana. Saludos