Escuché esta mañana a la Ministra de Cultura, Patricia
Balbuena, dar algunos detalles sobre lo que representa este plan para el país
que tiene como meta el 2024 con motivo de recordar los 200 años de la Batalla
de Ayacucho. Decía que es necesario generar proyectos monumentales y que
recuerden lo que fuimos y lo que nos proyectamos como país. Sin duda alguna, un
gran reto del cual nadie puede agachar la cabeza ni excusarse para no aportar.
Si bien el país, ya tiene una meta, para el caso de Amazonas,
percibo, huelo, siento, palpo, observo que existe un gigantesco silencio para
afrontar nuestro futuro. Nadie se pronuncia, nadie dice nada, solo aplaudimos,
como en las Pampas de Higos – Urco y nada más.
Particularmente quiero para Amazonas y su futuro:
- Una región donde todos tengamos oportunidades para desarrollarnos como seres humanos.
- Una región donde prime el respeto, la armonía y se destierre la mediocridad, el oportunismo y el poder para “beneficio personal” antes que la satisfacción del ciudadano.
- Una región, que cuente con reformas pertinentes y propias acordes con su realidad, sea educativa, sanitaria o de gestión para que contemos con generaciones proactivas, comprometidas, responsables y que sean garantía para el desarrollo de nuestro territorio.
- Una región, que defienda sus ecosistemas, sus cabeceras de cuencas con sembríos de arboles nativos antes que exóticos que a la larga nos dejarán de sed.
- Una región donde no haya ni norte ni sur, ni nativos ni migrantes, donde impere la razón, el propósito común de hacerla grande.
- Una región sin pobreza material ni monetaria, donde la gente viva feliz y su felicidad motive cambios de actitud humana, dejando el egoísmo, la mezquindad por la solidaridad y ayuda permanente para ser mejores cada día.
- Una región sin corrupción, con líderes con visión de futuro que programen y diseñen políticas a largo plazo y que se respeten los programas y proyectos que integren nuestro territorio y dejemos de pensar en pequeñeces, en ideas infantiles que retrasan nuestros sueños.
- Una región de pensadores, soñadores que vivan intensamente la vida, porque ella NO SE REPITE y vale vivirla con toda intensidad.
- Una región que se respete a sí misma y a los demás, que preserve su cultura, usos, costumbres y tradiciones, que conserve sus legados para que sea su motor y motivo para ser considerados destino turístico.
- Una región competitiva, que cuente con garantía jurídica para fomentar la inversión privada y genere empleo.
- Una región con jóvenes emprendedores, competentes y predispuestos a cambiar el rostro social y humano de Amazonas.
- Una región que ame por voluntad propia y que deje el odio irracional. Que brinde amor, paz, tranquilidad y defienda su derecho histórico de ser correspondido en sus demandas y deseos.
- Una región que sea unida, sin colores de raza, ni credo, menos religión. Que se mire al prójimo como hermano, que se abracen y vivan con orgullo en una tierra prodigiosa nuestra y única en el mundo.
Finalmente, si bien son deseos, lo justo es que desde hoy
sepamos marcar distancias y trabajar para ello: UN AMAZONAS DIGNO DE SUS HIJOS
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