Se lo digo así de sencillo
¿quieres tener una casa, un auto o una esposa? ¡Claro! Y te has puesto a pensar
¿Cuánto cuesta eso? ¡Mucho dinero! Si quieres lograrlo, tienes dos opciones:
Sacrificarte y ahorrar; la otra, planificar para saber en qué plazo puedes
tener lo que deseas. Bueno, si eres conformista o facilista, esperar el regalo
de papá o te contentas con lo que te llegará. Eso se llama punto de quiebre:
Seguir con lo que hago, conformarme con lo que tengo y quejarme de mi “suerte”
o cambiar radicalmente en lo personal y, si lo hacemos como territorio es,
seguir como estamos a la deriva o radicalmente hacer cambios profundos cueste
lo que cueste.
Amazonas es un barco que navega
por las circunstancias. Un día va por altamar, al otro, se pega a la playa y
cuando está por naufragar, una ola lo salva y sigue en aguas profundas, pero
sin saber a qué puerto llegar. Un serio problema que tiene como territorio es
su ingente riqueza, pero que no es tomado en cuenta por su clase dirigente, que
solo se aboca a contentar con aspirinas las demandas sociales; es decir,
placebo de todos. Además claro está, sus serios problemas de conectividad vial,
sus brechas sociales e inequidades entre uno y otro segmento de la población.
Somos un territorio que se presta
para generar el desarrollo que tanto aspiramos con una limitante: clase
política convencional, conformista, resultadista, oportunista y circunstancial.
No tiene en claro que es lo que quiere, desconocimiento generalizado del
territorio que solo es reconocido en campaña y sin programas de gobierno que
contemplen ejes estratégicos y proyectos que impacten en el colectivo regional.
Vivimos en un desorden
administrativo a lo que se suma su carencia de identidad. Una sistema de
planificación mezquina con el futuro, con microproyectos zonificados en
unidades territoriales sin proyección, otros atentatorios a la integridad del
territorio, motivo por el cual, de seguir en esa perspectiva, seguiremos
repitiendo la frase “un fracaso más que
importa”.
Hoy, a los albores del
bicentenario, otro fracaso SI NOS DEBE
IMPORTAR. Y por varios motivos, entre ellos: seguiremos siendo pobres, no
vendrán las inversiones privadas, seguirá migrando masivamente la gente a otros
territorios por la falta de oportunidades, se incrementará la pobreza extrema y
por ende la calidad de ciudadanos y esto nos mantendrá en la cola del
desarrollo nacional.
Estamos cerca de un proceso
electoral donde renovaremos a los gobernantes tanto locales como regionales.
¿Elegiremos más de lo mismo?. Quien sea que elijamos y que siga el mismo camino
actual, no nos conducirá absolutamente a nada. Debemos aceptar este punto de
quiebre y volver a cero, a repensar, a replantar las estrategias y políticas
regionales. Hacer el sacrificio, soportar las marchas, los gritos y las
demandas y hacer una reingeniería administrativa, técnica, funcional, operativa
y estratégica en Amazonas.
Si queremos una buena esposa, un
buen carro, una mejor casa, tenemos que sacrificarnos, de lo contrario
seguiremos acuñando otra vieja frase “Lo que diocito mande”. Demos paso
al laushito por la decisión radical de cambio.
Solo para recordar otras frases
repetidas generacionalmente. Recordaran aquello de que “lo que haces hoy lo
pagarás mañana” o “No levantes el dedo acusador porque te pueden acusar a ti
también”. Efectivamente, nuestro pasado nos vende, nuestro presente también si
es que no queremos tener un mejor futuro.
Ya no dejemos las cosas a medias.
Si queremos entrar a la carrera de la victoria, tengamos un buen carro, un
mejor equipo técnico y elijamos el mejor piloto que nos conduzca, así sufra un
choque o accidente circunstancial hacia la meta, que al final de cuenta, será
pensando en nuestros hijos.
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