miércoles, 25 de julio de 2018

La planificación, es un sueño para el futuro.



Quizá al mando del timón de un vehículo, como pasajero, caminante y viajero has visto en los valles y montañas una serie de plantas, entre ellas inmensos arboles  que tienen decenas de años y un ¡wau! Sale de tu interior a modo de admiración, pero solo valoras el resultado ¿te pusiste a pensar quien o quienes tomaron esa decisión? ¿El que sembró el bosque  estará disfrutando los resultados como tú?.

Te cuento una historia:
“Humberto ve a un anciano en el desierto todo sudoroso y le pregunta ¿Qué haces aquí, con este calor y esa pala en las manos? Sembrando dátiles. ¿Estás loco, viejo? ¿El calor te dañó la cabeza? Deja eso amigo y vamos a beber una copa de licor. El anciano, niega la invitación y sigue sembrando. Humberto, camina se pone al frente del anciano, le toma de los hombros y le pregunta ¿Cuántos años tienes? No sé, sesenta o setenta. No sé ¿te importa?

Mira amigo le dice Las datileras tardan más de cincuenta años en crecer, y sólo cuando se convierten en palmeras adultas están en condiciones de dar frutos. Yo no te estoy deseando el mal, y lo sabes. Ojala vivas hasta los ciento un años, pero tú sabes que difícilmente podrás llegar a cosechar algo de lo que hoy estás sembrando. Deja eso y ven conmigo.

El anciano, mirando al horizonte le contesta. Yo he comido los dátiles que sembró otro, otro que tampoco soñó con comer esos dátiles. Yo siembro hoy para que otros puedan comer mañana los dátiles que estoy plantando… Y aunque sólo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea”. Esto se llama planificación.

Lamentablemente, pese a que estamos en el Siglo XXI seguimos planificando a demanda y a intereses personales o de grupo sin comprender que el futuro es lejano y distinto. Distinto propio de la evolución y lejano porque los resultados de los gestos, de las ideas no son de un día para otro; es a largo plazo, más si con ello se busca la satisfacción de la comunidad.

La planificación, como lo dice Jiménez, 1982: “es un proceso de toma de decisiones para alcanzar un futuro deseado, teniendo en cuenta la situación actual y los factores internos y externos que pueden influir en el logro de los objetivos”, por lo tanto, no es un hecho circunstancial. No es solo aspiración, es determinación cuyos resultados (como los dátiles) no lo veremos, pero si lo disfrutaran las nuevas generaciones que poblarán nuestra región.

Por eso, vuela, sueña, planea. El futuro es de aquellos que tienen alas e ideas para ser libres y vivir con tranquilidad.


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