martes, 24 de julio de 2018

Amazonas y su herencia judía







¿Eres López, Abad, Acosta, Levi, Pizarro, Quintana, Quiroz, Rojas, Solano, Tapia, Valdivia, Villar? Bueno, eres un descendiente sefaradita, en otras palabras, tienes sangre judía. Si te gusta la cemita o pan con letra, las alforjas, peor todavía. Y si se suma que eres devoto del “Señor de Burgos”, más todavía

Luego de la recuperación de España que estuvo dominado por los moros por más de trescientos años, cientos de “marranos” se trasladan a América dentro de las primeras carabelas que logran la conquista del nuevo continente. Muchos de ellos, incluido Colón (Judío asolapado, según sus biógrafos). En tiempos de Colón, los judíos fueron objeto de una persecución religiosa. El 31 de marzo de 1492, el rey Fernando y la reina Isabel decretaron la expulsión de los judíos de España. El edicto estaba dirigido a los 800.000 judíos que no se habían convertido y les daba un plazo de cuatro meses para hacer las maletas y marcharse.  En ese proceso, el descubridor de América, fue un férreo defensor de los judíos y elige entre su tripulación a gran parte de ellos. Se dice que la conquista de esta parte del mundo, también era la conquista a la libertad de los judíos expulsados de España.

Bien, como es natural, la llegada de los judíos con apellidos latinos, traen consigo sus usos y costumbres en esta parte del mundo y que todavía se practican, se consumen y hasta se carga sobre nuestros hombros. Chachapoyas, la capital de Amazonas, fue una de ellas y todavía testimonia ese pasado de la vigencia de los sefaraditas, tales como: el pan, el paño de manos, la cecina, el chicharrón, queso. Quizá el símbolo más emblemático que se añora con el paso de los años, fue la fachada de la Catedral de Chachapoyas con bóvedas en la parte de sus torres que le daban un toque excepcional.



La cemita o “semita” es un pan muy común en América Latina, así como el pan de letra que era una forma de comunicación para trasladar mensajes escondidos entre la comunidad desplazada en España y esto convive en  nuestro tiempo y quizá sea el pan más agradable, conjuntamente con el cumpao que se consume masivamente y son los preferidos por los visitantes a nuestra ciudad.
La alforja, que en traducido del árabe es bolsa, es común ver que las familias rurales lo usan cuando salen de viaje y llevan sus alimentos. Antiguamente, se llevaba el charqui con cecina, su cancha molida para tomarlo con agua, ucho de papas con su gallina cangada o frita, hasta el calero y su bolsa de coca, entre otros usos.



El mantel ¿recuerda que cuando tiene invitados en casa, lo primero que hacen es poner el mejor mantel en la mesa?. Como si fuera el Shabat honramos a nuestro huésped, por lo que, la mesa que preparamos para un huésped tan importante y querido debe reflejar el honor, felicidad y satisfacción que los miembros de la casa sienten en recibir a tal huésped en su hogar.
En fin, son algunas de las cosas que se preserva de nuestro pasado judío. En Chachapoyas, casi el 70% de los habitantes tienen apellido judío castellanizado propio de la evolución de las sociedades y también de las migraciones y por su afán de sobrevivencia en el mundo.

Es decir, podemos agregar que “Aquel que no tiene de inga, tiene de mandinga y también de judío”

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