lunes, 23 de julio de 2018

Corrupción: La cara de la tentación.







Los que la han visto, dicen que es opulenta, de ojos de diverso color que hipnotizan a quien se acerca a ella. Algunos me dicen que es vieja, pero voluptuosa, otros, joven, lozana, hermosa, encantadora pero devoradora; no solo de pasiones, también de ambiciones. Dicen que juega con tus sentimientos. Te usa, la usas. La amas y luego la odias. La corrupción, es una mujer fantasma que solo aparece en tu cama, cuando sabe que tu conciencia tiene precio.


Dicen que va de la mano con la prostitución; pero con una diferencia bien marcada. La prostitución afecta la moral de quien la ejerce, mientras que la corrupción, daña, denigra, afrenta la dignidad de todo un país. Dicen también que la prostituta es más digna que la corrupta, la primera te da placer, la segunda, te envilece, te transforma y es como la heroína: vives dependiendo de ella.

Y seguirás dependiendo de ella, si es que no enamoras al hombre con otras deidades mucho más bellas pero leales y que te acompañarán toda la vida, pese a que vivas sumido en problemas. Allí tenemos a:

·         La educación, conforme la conozcas y convivas con ella se hace más hermosa, más pulcra, más digna, honorable y monumental. Ella te enseña lo que es la vida, te guía, te acompaña a tomar tus decisiones y cada mañana que te levantas con ella, eras diferente y más libre.

·         La moral, es encantadora y muy racional. Es la que te enseña que la vida tiene dos caminos y que siempre tienes que elegir el mejor de ellos. Te orienta la vida, te hace llegar a los mejor de los placeres: vivir con la conciencia tranquila.

·         La voluntad, es la más fuerte de todas y que te acompañará en tus sueños y deseos, la que no te permitirá flaquear y te evitará las tentaciones. Es la que nunca envejece.

Lamentablemente, hacer realidad este cambio depende de muchos factores; entre ellos, que los hombres (aspirantes a gobernantes), estén preparados para entender que la vida es un largo camino donde se tiene que quemar etapas y que la codicia por un mundo mejor, no siempre es bueno; es humillante y denigrante para la familia. Cuando el hombre comprenda que el servicio público es: SACRIFICIO Y NO BENEFICIO.

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