En los últimos días con bastante
entusiasmo se viene escuchando que los gobernantes regionales de Cajamarca,
Amazonas, San Martín y La Libertad vienen impulsando la mancomunidad Qhapaq
Ñan Nor Amazónico, la misma que por su extensión, potencialidades y
riquezas está llamada a ser una de las más importantes en el país. Esta región
tendría a la fecha 4’595,824.000 habitantes y un territorio de 149,074.24 Km2
que ya no es poca cosa.
Históricamente, este territorio tubo
una hegemonía chachapoyana; recordemos que Patáz y Bolivar, así como el Gran
Pajatén formaban parte del reino de los Chachapoya o Sachapuyo y con Cajamarca
hay un vínculo sanguíneo, además desde Chachapoyas se inició el proceso de
conquista de la amazonia y la actual capital de Amazonas formaba parte de la
Intendencia de Trujillo; es decir, tenemos lazos históricos, culturales y
relaciones más que diplomáticas, de hermandad en esta región del Qapaq Ñan, camino
inca que hasta hoy se aprecia por diferentes partes de este territorio en
formación.
Pero eso no es suficiente. Dentro de los
cuatro departamentos, Amazonas es el segundo en territorio, pero último en
población, nuestro departamento es el que menos PBI genera, es la menos
articulada; pero al mismo tiempo la de mayor “explotación a futuro” por sus
recursos naturales, por sus reservas en el subsuelo y por ser cabecera de
cuenca amazónica. No nos olvidemos que nuestro departamento cuenta con el 48%
de la reserva hidrográfica del país y somos bisagra para la costa y la selva,
sin nosotros, el resto poco o nada vale, de allí que las propuestas de
inversión, de proyectos territoriales, de planes de intervención tienen que
tener como centro de intervención en nuestro departamento.
Sin duda alguna, la regionalización
es un paso gigantesco para desarrollar el Perú profundo, es una ventana de
oportunidad para tener otra mirada de la planificación y al mismo tiempo un
medio para canalizar, independientemente del gobierno central, inversiones
extranjeras, oportunidad para desarrollar el interés de la empresa privada como
foco de inversión y desarrollo.
Para que todo eso se produzca, se tiene que ser águila
real y volar imaginariamente por nuestros pueblos, identificar nuestra “presa”
y hacer que sea la semilla para alimentar nuestros sueños e ilusión para ser
mejores cada día. Eso es PENSAR GLOBALMENTE, ACTUANDO LOCALMENTE.
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