Era una mañana como todas, el sol
despegaba con fuerza hacía el medio día, las aguas tranquilas del río Santiago
permitían el viaje hacia Nieva sin contratiempos, la temporada de lluvias
habían cesado. ¡Tráeme la pupuna!, le dice Achayáp (1) a su esposa, ¡Vamos a
cazar aves para comer! Ella cargado de su pequeño, llevaba la pupuna y los tres
subieron a la canoa para viajar aguas abajo del Alto Nieva.
Como nunca, cinco veces tiraba del
pequeño motor para que prenda, dos veces se rompió la pita. Chiki (2), la esposa, le recuerda a su esposo
que el motor hace tiempo falla, Achayáp, regresa a casa, saca unas llaves
y cordel. Treinta minutos después, la
familia viajaba lentamente por la mano derecha del río. No había apuro, tampoco
el deseo de hacer tanto ruido, el objetivo era cazar pavas de monte para
preparar la comida del día siguiente, su hijo cumpliría dos años de edad. Era
su orgullo, su heredero, su sueño cumplido.
Sobre la ribera del río crecía
frondosos árboles que le permitía anidar a muchas aves, Achayáp sabía que
encontraría lo que buscaba, sus ojos divisaron su objetivo, ¡Pega la canoa más
a la orilla!, le repitió tres veces a Chiki. Hace caso y entrega la pupuna.
Mientras que el cazador apuntaba su objetivo, por un extraño movimiento la nave se
voltea y cae el niño, la madre desconsolada grita, el marido reacciona y en
fracción de segundos se tira al agua a rescatar a su primogénito, buceaba,
buceaba y entre la humedad de su cuerpo se notaban las lágrimas en su mejilla y su impotencia.
- - No hay nuestro Uchig (3), nuestro Uchig no hay.
Rápidamente vinieron más canoas y
chalupas, todos se tiraron al río en un radio de un kilómetro, el hijo de Chiki
y Achayáp no apareció. La madre lloraba desconsolada, su único hijo, había
desaparecido.
Con la esperanza de ver su cuerpo flotar caminaba y caminaba por las orillas del río, sin alimento ni abrigo, cerca de
la medianoche tuvo un sueño, veía a una hermosa sirena que le decía que su hijo
está bien y protegido, que lo deje con ellos porque será feliz, pero que si
sigue llorando y tiene mucho deseo de volver a tener a su hijo en brazos, que
al día siguiente a la media noche y en punto vaya sola a la isla del frente
para devolver a su retoño.
Ella de miedo no le contó a su
esposo, tampoco fue al encuentro con la sirena en la hora indicada, muy
temprano con el rayar del alba salió de la casa, tomó la canoa y remó hasta la isla del
frente, grande, muy grande fue encontrar las huellas de unos pies de niño y
unas escamas regados en la arena. Sus manos lo enterró en la playa, pego la
cabeza al suelo y gritó desesperadamente que se escuchaba en toda la selva de
Amazonas.
Cinco días después por medio del sueño, la sirena le dijo que su hijo se quedará siempre con ellas hasta encontrar otro que sea su reemplazo y se llamará, Samekash, el rey de las sirenas.
Cinco días después por medio del sueño, la sirena le dijo que su hijo se quedará siempre con ellas hasta encontrar otro que sea su reemplazo y se llamará, Samekash, el rey de las sirenas.
Achayáp: Nombre de varón.
Significa ágil, veloz, guerrero
Chiki: Nombre de mujer.
Significa servicial y rápida
Uchig: Hijo
Leyenda contada y recreada por el autor
@derechos reservados
@derechos reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario