martes, 26 de enero de 2016

El presidente del Bicentenario



¿Se ha puesto a pensar que en nuestras manos está la elección del presidente histórico del Perú? ¿Qué tenemos en nuestro DNI la última opción para dejar de ser un país bananero y que se comience la fundación de una nueva república? Pues sí, compatriota, en estas elecciones de abril, no solo elegiremos a un nuevo presidente, el número 75 para ser exacto, elegiremos al último que tiene en sus pensamientos e ideas, la preparación de un nuevo país, post bicentenario.

Pese a que vamos a cumplir 200 años de independencia el 2021, todavía vivimos los peruanos esclavos de nuestra ignorancia y de nuestras ofuscadas emociones que se refleja en la fragilidad de nuestra democracia interna, la codicia por el poder de personas que no saben ni porque lo buscan y de una masa humana que aplaude, grita, canta y reacciona solo por el dinero.

Es tan frágil nuestro sistema político, que más de 20 candidaturas se presentan a la presidencia defendiendo uno que otro ideal y en el fondo, saben que buscan en una segunda vuelta, acomodarse en el poder. De todos ellos, tres o cuatro deberían ser tomados en cuenta, no solo por su experiencia política; también por sus ideas.

El Perú, como doctrina, como esperanza, sin ser raza distinta, es un país de muchos privilegios territoriales, de riquezas inigualables que no han sido aprovechados en su real dimensión, pero si utilizados para la gula, el enriquecimiento, la corrupción y la codicia, tal como lo dice la historia: Pagina 11, Petro audios, Narcoindultos, Ecoteva, agendas, maletas a Japón, narco avión, Lava Jato, y miles de etcéteras.

¿Queremos más de lo mismo? Creo que sí, ya que tal como dicen las encuestas, seguimos apostando por la misma filosofía y acción: Voto a cambio de regalo o de plata como cancha, dejando de lado las ideas, las propuestas, los planes que necesita un país para crecer, para ser mejor y para dejar de ser una republiqueta sudamericana.

Quizá no tenga, la autoridad, el nivel o consideraciones del caso para decirles cómo y por quien votar, porque eso es una cuestión de conciencia regulada por nuestros prejuicios y ambiciones; pero sí puedo decirles que no permitamos que el Perú se joda como hasta ahora, Elijamos no entre el mal menor o roba y hace obra, peor porque tiene plata. Votemos por la persona que promete hacer las cosas bien y que dentro de sus planes tienen ese motivo para hacerlo.


No quiero, personalmente ser un Pilatos político y lavarme la mano. No quiero ser cómplice del futuro de mi patria. Cada elección he votado de una manera diferente y por razones antes que emociones. Esta vez haré lo mismo. Votaré por alguien que no me pinte pajaritos en el aire, por alguien que sienta al Perú como yo lo siento, por alguien que me ofrezca cambiar el rostro humano del país, por alguien que merezca el honor de ser el presidente del bicentenario de mi país.

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