Llego a
casa de viaje, reviso los periódicos, leo las noticias y vaya, la noticia que
genera miles de comentarios en las redes, es la condecoración en unas oficinas
del congreso a un torero de segunda, de apellido Pavón por parte de la Derrama
del Poder Judicial l. Sigo leyendo y aparece la lista de los más poderosos en
el Perú y aparece Alan García liderando en ese ranking. Sigo leyendo y vaya,
aunque una juez excluya a Nadine de las investigaciones, una comisión del
congreso, aprueba demandar a la primera dama por lavado de activos. Sigo
leyendo y nos dicen que solo en Lima morirían más de 20 mil personas si se
diera un terremoto como lo que sucedió en Chile. Ya no lo leí, me dijeron. El
vendito centralismo será el que administre el dinero para atender las
necesidades del fenómeno del niño y cuando sucedan las desgracias, pagará el
pato, nuestras autoridades regionales.
Con todo lo
descrito, qué duda cabe que estamos viviendo en el país de los pa (hue) vones y
somos tan pavos que todo lo que nos dicen lo creemos, lo comentamos y hasta lo
aprobamos y como yo, comentamos. Somos tan ingenuos a consecuencia de la
información y el tipo de ésta que nos brindan los medios para consumirlo. Un
consumo que llegado su momento tenemos que vomitar porque nos causará indigestión
crónica.
Escuche a
José Ugaz decir que con todo lo que viene sucediendo en el país, los buenos
tienen que salir a denunciar a los malos, tendremos que llegar a levantar la
cabeza y denunciar el asalto a mano armada de miles de peruanos oportunistas
que están desfalcando la riqueza y recursos de su propio país, y esos son los
gobernantes locales, funcionarios, contratistas que atacan diariamente nuestro
banco y gracias a que no contamos con candado seguro por parte del Ministerio
de Economía y otro por complicidad asociada al silencio.
Hace poco
entre la guerra de los medios, salieron un grupo de periodistas independientes
a denunciar el monopolio de los medios en el Perú, ese monopolio llamado El
Comercio, que ya es dueño del 75% del manejo de la información en el país y eso
es GRAVE, porque pueden jugar con nuestra conciencia y más, con nuestra
libertad. Prueba de ello, son los contenidos absurdos de los programas de tv
que solo venden basura y minimizan la razón y juicio del lector o televidente.
Por eso y mucho más, somos el país de los pavones.
Somos un
país que está perdiendo súbitamente su identidad, su pertenencia, su afán por
avanzar. Un país cada vez más carcomido por la ignorancia, las inequidades, la
pobreza tanto económica como emocional. Vivimos en un país donde el culto a lo
fatuo, lo fácil, los estereotipos son más importantes que el esfuerzo y la
creatividad.
Somos un
país de consumidores, manipulados por inescrupulosos comerciantes llamados los
políticos y los medios que nos han convertido en pa(hue)vones, listos para ser
horneados en cada navidad.
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