miércoles, 27 de mayo de 2015

Hasta la última tecla



Como todas las mañanas, esta mañana abrí tu cuerpo y te desnude como lo hace nuestra rutina. Enchufé para darte la energía que te falta y verte brillar sobre mi mirada. Mirada cada vez más opaca, difusa y nublada.


Gracias a ti, entre la A hasta la Z, encontré miles de palabras para expresar al mundo lo que siento: deseo infernal de comunicarme con los demás. Y tú solo en silencio soportando mis golpes, giraban tu cerebro electrónico para corregir mis errores. ¿Cuántas frases trilladas hemos perdido juntos verdad? ¿Cuántas locuras y humos de cigarro habremos compartido desde la vez primera que te tuve entre mis dedos?.

Desde poemas, cuentos, artículos, comentarios, noticias hemos creado para poner en movimiento a tanta gente. A veces, tú mi cómplice eterna, hemos arrojado por el portapapeles ideas locas, locas ideas.
Brillaste por un momento, pensé que era una descarga más de tu chip cerebral, reinicié tu alma cibernética, pero tu fecha de caducidad había llegado y justo cuanto tenía varias ideas por plasmar en esta mañana fría, helada y solitaria.

Cuando te tuve en mis manos luego de escogerte entre varios modelos, supe que entre tú y yo cerraríamos y haríamos historia juntos: yo con mis ideas y tú con tu disco duro a prueba de bastardas imaginaciones.
Ya diste tu último suspiro, me dicen que eres chatarra y que tu corazón falló más que nunca y que lo único que puedo hacer, es tenerte en mi baúl de las reliquias, siendo tú la mejor de ellas.

No hay lágrimas, tampoco un sepelio, menos velas. Descansa cibernéticamente en paz y como te prometí: TE CUIDARE HASTA LA ULTIMA TECLA. ¡Game Over! computadora mía.

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