Desde que nacemos
comenzamos la muerte.
Cada espacio de vida
es zozobra y también deleite.
Nacemos puros y limpios,
el cuerpo envejece,
envejece el tiempo.
Con el paso de los años
surgen surcos y huellas del tiempo.
Huellas de amor, de pasión o desconsuelo.
Solo la flor de la tierra,
ensombrece la sombra de la vida.
Un sombrero nativo, protege tu tiempo,
tu rostro, tu mirada y también tu silencio.
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