Hace poco, en declaraciones a la prensa nacional,
escuché decir al Ing. Cesar Acuña Peralta, flamante presidente de la Asamblea
Nacional de Presidentes Regionales del Perú, que busca en esta etapa fortalecer
el proceso de descentralización mediante la conformación de macroregiones,
inclusive arguye, que Tumbes, Piura, Lambayeque, Cajamarca, Ancash. Amazonas y
La Libertad podría ser uno de ellos.
Por otro lado, el Dr. Efraín Gonzales de Olarte, vicerrector
de la Pontificia Universidad Católica del Perú en el Foro de Inversiones
Amazonas para el Perú y el Mundo, realizado en Noviembre del 2014 en Lima, en
conversaciones privadas dijo que se tiene que desarrollar un “shock de relanzamiento de la descentralización”. 1. Retomar
la creación de macro-regiones. 2. Cambiar las reglas de
la distribución del canon y establecer un cronograma de
inversión en educación, salud e
infraestructura básica por cada región. 3. Implementar el Plan Nacional de
Descentralización, pero que el gran escollo es la clase política nacional para profundizar estas
reformas.
En mi experiencia personal, por el mismo
hecho de haber participado en este proceso como actor indirecto, puedo afirmar
que además de lo que propone el vicerrector de La Católica, el proceso esta mal diseñado, por el mismo hecho que fue una imposición política desde el
gobierno central, además de
mentirosa, en el sentido que para cumplir con las trasferencias de competencias,
se tuvo que “inventar” recursos
humanos fantasmas. Cumplido este proceso, los recursos nunca llegaron para que
las responsabilidades asumidas se cumplan a cabalidad, y lo peor, es que este
acto de “desprendimiento político del estado”, permite
hasta la fecha asumir roles en cosas sin sustancia, es decir, administramos “el hueso” y “la carne” sigue en
manos del monopolio centralista del estado.
Un caso evidente de crisis administrativa, es
que las regiones no tienen competencias ni autonomías para generar una legislación orientada a su supuesta autonomía administrativa y económica, Dos ejemplos. No puedo declarar
patrimonio cultural a un recurso, si es que antes no es avalado por el
Ministerio de Cultura. No puedo generar mi propia SUNAT Regional que me
controle las salidas de mis productos regionales, salidas furtivas que no me
permiten incrementar mi PBI departamental y quizá un tercero el
Canon. Todo eso lo hace el centralismo para el “bien público” nacional.
Se cuestiona mucho a los gobiernos regionales
por hacer obras elefantiásicas, como
monumentos, parques, etc, pero nadie dice absolutamente nada, ni cuestiona la
normatividad existente y que tiene como cuello de botella al Ministerio de
Economía y Finanzas, quien sigue viendo al país desde el contexto físico antes que real.
El ejemplo tácito de generación de desarrollo, es lo que viene sucediendo
actualmente en los países vecinos
como Ecuador y Bolivia, que antes los mirábamos con
desprecio o desdén y hoy por hoy su crecimiento económico tiene base y objetivos concretos. Y eso
se debe a los lineamientos de política, a su visión como país, antes que a
intereses subalternos e interesados, que so pretexto de rentabilidad social,
muchos proyectos son congelados en el MEF. Ese MEF capitalista y condescendiente
al Tío Sam, como argumentara los promotores de la
derogación de la “Ley pulpín”.
Las macroregiones son una alternativa, pero
no tanto como aspira el Ing. Acuña o Javier
Pulgar Vidal. Tiene que hacer un análisis del
contexto geopolítico, donde además se valore oportunidades de inversión y de crecimiento horizontal y no que se
haga un proceso para beneficiar a uno, sacrificando las esperanzas de otros,
como se hizo con la Región Nor Oriental
del Marañón, donde Lambayeque hizo lo que se le dio la
gana con Amazonas y Cajamarca.
En Europa, países como Francia
y España, constantemente vienen afinando sus
procesos de descentralización y nosotros
seguimos en la misma ruta de la equivocación y de los
intereses políticos. Creo, que este proceso tiene que
partir desde la voluntad expresa de la gente y por la gente. Descentralización SI, pero con un nuevo orden jurídico y autonomías reales,
desconcentración No, porque frustra las voluntades de los
pueblos por alcanzar su desarrollo anhelado.
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