jueves, 14 de junio de 2012

Madre ahí tienes a tu hijo, hijo ahí tienes a tu madre (Juan 19:26,27)




El libro histórico por excelencia, es sin lugar a dudas La Biblia. Cada uno de sus libros refleja el desarrollo de la humanidad dividido en dos partes: El Antiguo antes del nacimiento de Cristo y el Nuevo Testamento, después de su nacimiento del Hijo de Dios. En cada una de sus hojas brotan testimonios que fortalecen nuestro espíritu cristiano. Quizá los más emocionantes sean aquellos que hablan sobre la vida terrenal de Jesús.

            En ese vaivén de leer y releer La Biblia, en el libro del apóstol Juan, la frase “Madre ahí tienes a tu hijo; hijo ahí tienes a tu madre” me caló profundamente y me llevó a fortalecer nuestro deseo personal y grupal de lograr que esa frase se vuelva hacer realidad en el Siglo XXI.
            Todos creo que conocen, que conjuntamente con mis compañeros y compañeras de promoción 1981 de los colegios “San Juan de la Libertad” y “Virgen Asunta”, presidimos el Comité de Fiestas Patronales en honor a la patrona de nuestra ciudad y, entre los planes que tenemos previsto está de traer a Chachapoyas en agosto al “Señor de Gualamita” Patrón de Lamud para que salude a la protectora de la capital de Amazonas- Ese gesto además de ser histórico, sin lugar a dudas nos permitiría recrear ese versículo de Juan y contemplar con las piernas temblorosas y los ojos marcados por la emoción a la madre, la “Virgen Asunta” y al hijo el “Señor de Gualamita”. Dos imágenes muy veneradas y glorificadas por miles de personas. Dos figuras religiosas de las más representativas en la actualidad y quizá los pocos referentes para que sean motivo de intercesión ante Dios nuestro protector.
            Hacer realidad este sueño, significaría también reconocer el sentimiento religioso de dos pueblos hermanos que son herencia viviente de las culturas Chachapoyas y Luya – Chillaos, dos pueblos hermanos que los divide tan solo los cerros y el río Utcubamba, pero que son únicos como estirpe de la gallardía de nuestros ancestros. En base a esa unidad, hermandad y devoción cristiana, se tiene previsto hacer este gesto colectivo para el gran rencuentro. Un rencuentro, que permitirá en medio de la crisis y debilidad religiosa, fortalecer nuestro espíritu, nuestros corazones y pasiones humanas.
            ¿Es posible hacerlo? Sí,  lo que esperamos tanto los Comités de Chachapoyas como de Lamud estamos de acuerdo, falta creo el consentimiento de nuestros párrocos y hasta de nuestros consejos pastorales, quienes al final determinan si es procedente o no hacerlo. Y naturalmente la opinión y comentarios de todos.
            Pueblos hermanos como Chachapoyas y Lamud, ameritan un motivo complementario para seguir unidos y de la mano y un merito profundo y de significado sin dimensiones sería portar en nuestros hombros a ambas imágenes que estoy seguro permitirá llenar las calles de perfumes, de manos que se entrelazan, de velas que se iluminan, de canticos que llegan al alma y de vítores populares, de inciensos, de claveles de miradas luminosas y de plegarias interminables. Ojalá sea posible. Ojalá los hombres piensen como tales y por un momento dejemos de pensar que somos dioses.
            Si se pudiera hacer realidad este versículo del apóstol Juan, entenderemos la sabiduría y grandeza de estas palabras de un hombre clavado en la cruz y a pocas horas de morir por todos nosotros. Ese sacrificio humano, demostremos con grandeza de alma y de  espíritu en estos años aciagos para nuestra debilitada fe.

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