En el Perú, la
población se encuentra distribuida irregularmente; se aprecia una gran
concentración poblacional en las zonas urbanas, principalmente en la costa, y
en algunas localidades de la sierra; y una despoblación en las zonas rurales,
tanto de la costa, sierra y selva. Así se tiene que el 52% de la población vive
en la costa, el 35% en la sierra y el 13% en la selva. En ese contexto de
acuerdo a las tendencias de crecimiento, son doce regiones que superan el
millón de habitantes, cuatro más de 500 mil y menos de un millón y nueve que no
llegan a los 500 mil habitantes, entre ellos Amazonas.
De acuerdo a los estudiosos
de la demografía, varios son los factores de esta desigualdad poblacional,
destacándose entre ellos: La centralización económica, el terrorismo, ubicación
y características geográficas de las ciudades, clima, disponibilidad de
recursos y oportunidades para mejorar las condiciones y calidad de vida.
Si bien es verdad,
el terrorismo es la causa de la migración del campo a la ciudad en zonas focalizadas
como el centro del país, para el caso de Amazonas se puede fundamentar que sus
grandes brechas sociales lo hacen poco atractivo para que bolsones poblaciones
migren a nuestro territorio y evidencien un desarrollo evidente y concreto; tal
es así, que la tendencia poblacional al 2015 es un franco decrecimiento, que se
asocia al poco incremento de la población, es decir, menos nacen y crecen en
nuestro territorio y pocos migran en busca de mejores oportunidades laborales,
de empresa o de inversiones. Y eso si que es una seria preocupación para todos.
CARACTERISTICAS DE LA POBLACION DE AMAZONAS
No son nada halagadoras
las características de la población de Amazonas a decir de las cifras:
Pobreza: 51%
Tasa de fecundidad:
2,8
Acceso de hogares a
red pública: 32,8%
Hogares que cocinan
con leña: 85,6%
Tasa de asistencia a
la educación secundaria: 58,8%
Población Económicamente Activa: 76,3%
Porcentaje de mujeres entre 15 y 49 años
con anemia: 16,9%
Porcentaje de niños menores de 5 años
con desnutrición crónica: 20,3%.
Si bien contamos con un bono demográfico
muy atractivo y éste se refleja en nuestra población en edad laboral que es
entre 15 y 64 y que alcanza al 62,8% al año 2013, debería ser motivo de análisis
de los gobiernos dentro del territorio para diseñar estrategias que permitan
rediseñar la ruta de la historia de Amazonas.
Las marcadas brechas sociales con que
cuenta Amazonas, lo hace poco atractivo para la inversión privada, más, cuando
se suma a ello la inestabilidad jurídica existente en el país como los temas
asociados a la consulta previa. Y si sumamos la poca visión futurista
gubernamental, poco o muy poco se puede fotografiar el futuro de la región.
Un dato curioso en las estadísticas
demográficas en Amazonas se puede apreciar en las tendencias de crecimiento y
estancamiento poblacional. De las siete provincias con que contamos, tres de
ellas al 2015 muestran tendencias a un decrecimiento poblacional, a saber son:
Bagua, Utcubamba y Luya, todo lo contrario sucede con Condorcanqui, Mendoza y
Chachapoyas y se debe al tipo y calidad de ciudadano existente en cada una de
las zonas territoriales provinciales, otro a las oportunidades de crecimiento
personal, laboral y emocional.
Con el abanico de servicios que brinda
la capital de Amazonas, Chachapoyas se viene convirtiendo en una “bomba de
tiempo”, si es que responsablemente no se asume el papel de rediseñar políticas
provinciales que permitan un ordenamiento territorial y espacial. Una evidencia
de la crítica situación administrativa es las invasiones que se vienen
generando desde hace poco tiempo y son a consecuencia de una carencia en planes
de expansión, crecimiento y desarrollo local. Mendoza crece por su amplio
territorio virgen para la producción de café que es todo un boom comercial a
nivel mundial, Condorcanqui crece por falta de una política de natalidad y
fecundidad y las provincias del norte, decrecen por que la población migra a
donde están los servicios fundamentales para toda persona humana. La capital de
Amazonas, creo, que no está en capacidad de soportar cinco mil habitantes más
en los próximos diez años, en caso de que sea posible, estoy seguro que la
histórica ciudad colapsaría totalmente.
¿Qué deberíamos hacer?
Una debilidad
regional es que contamos con planes, programas, proyectos bien presentados,
pero poco utilizados como herramienta de aplicación gubernamental. Contamos con
el documento de Zonificación Ecológica y Económica regional, más no tenemos
estos documentos a nivel provincial, menos distrital, por lo que se poco viable
su ejecución y cumplimiento. En este contexto urge de aplicación.
Se debería pasar de
una planificación por demanda a una planificación por resultados y efectividad.
En ese camino nació la Agenda Social de Amazonas como instrumento normativo y
hoja de ruta para alcanzar objetivos superiores a nivel de Gobierno Regional.
Los actores sociales
y agentes políticos, deben asumir retos y compromisos comunes para alcanzar
niveles de estándares nacionales en temas relacionados a calidad educativa,
atención en la salud, impacto ambiental y focalización de las migraciones
internas en el territorio departamental.
Contar con un PLAN ESTRATEGICO GERENCIAL REGIONAL,
que mida la demanda nacional en el campo productivo, extractivo y de
transformación para impulsar la inversión privada regional. Hacer operativo el
proyecto del Parque Industrial de El Reposo en Utcubamba, acelerar el proceso
de la titulación de la propiedades nativas
para que nuestros pueblos originarios tengan acceso a igualdad de oportunidades
y también, invertir en el fortalecimiento de las capacidades humanas existentes
para renovar o reinventar el aparato público regional que tiene un promedio de
asistencia técnica congelado en los años 90.
Hasta hace poco las
personas y la población en general, han sido tomados como referencias
estadísticas y para orientar la inversión gubernamental. Hoy en el Siglo XXI,
la población como tal tiene que ser motivo de singular atención, no debe ser vista
como trofeo electoral; sino como el motor y motivo del desarrollo, crecimiento
o perdición de un pueblo.
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