Hace 22 años, recibiendo mi diploma de egresado de la universidad y cumpliendo mi promesa de regresar a la tierra, dentro del bus ( Empresa Olano) se me ocurre hacer este poema largo y la última estrofa lo hago justamente llegando a Chachapoyas. Espero que los guste
Viaje Imaginario
Son las
siete, tenemos que viajar
a la
tierra lejana y bendita
que nos
llama cual campanitas.
Lima –
Ancón es la primera estación.
La noche
es fría y oscura,
la
incomodidad es creciente.
Devorando
las pistas llegamos a Casma,
más allá Samanco
y Chimbote esperan el paso
de
chachapoyanos llenos de gozo.
La
primaveral Trujillo nos abre sus puertas
para
recibirnos con un cálido abrazo,
con sabor
a cebiche y a ritmo de marinera.
Con más
fuerza late el corazón
porque
llegamos a Chiclayo señorial.
Doce
horas pasan volando
para
acercar la distancia entre Lima que es el infierno;
y
Chachapoyas el edén eterno.
Chiclayo,
Lambayeque quedan lejos.
Ferreñafe
y Olmos van quedando en el camino.
El Cuello
con su serpenteante camino
luce toda
su belleza.
Chamaya y
Pucará esperan recibirnos
con
chocolates y manjares.
Cansados
pero jubilosos
seguimos
nuestra ruta,
cruzando
el coloso puente de Corral Quemado
colocado
sobre el caudaloso Marañón.
En
Amazonas estamos ya,
se
acallan sollozos de emoción en mi garganta.
Amanecemos
en Bagua la hija dadivosa
para
enrumbar a Pedro Ruiz
que nos
recibe con sus pitahayas,
sinónimo
de grandeza
de
nuestra tierra prodigiosa.
Con más
fuerza late el corazón,
seguimos
viajando contemplando al Utcubamba.
Cáclic,
el cruce están más allá.
Limonpunta
se levanta magestuoso,
parecería
alegrarse cuando llegan
chachapoyanos
orgullosos.
A las
afueras se contempla El Molino,
frondosos eucaliptos nos enseñan el camino
que
conduce a la Fidelísima ciudad.
Sólo kilómetros
nos separan,
La Quinta
Guadalajara está de fiesta,
¡Bienvenidos!
nos dice un letrero
colocado
en el cementerio,
las Tres
Esquinas, Belén y la Comisaría
son
contemplados por ojos llorosos.
El Recreo
y Ayacucho abren el paso
de los
viajeros que van llegando.
La Plaza
de Armas se contempla muy hermosa
nuestro
carro se detiene, indicando la llegada
A la
tierra mil veces recordada.
Chachapoyas,
tierra bondadosa,
contemplo
tu Puma Urco orgulloso.
Voy
retomando pasos perdidos
recordando
mi lejana infancia,
pensando
en ti tierra santa
y en este
ansiado reencuentro.
Varias
generaciones han pasado
pero en
nada te han cambiado.
Muchos te
habrán querido;
pero creo
que como yo,
nadie te
ha amado.
PD : Poema hecho el 29 de Julio de 1990,
cuando viajábamos haciendo un descanso en Chiclayo
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