Por estas cosas que tiene la política, estoy viajando de punta a punta la provincia y poder al mismo tiempo ser testigo de la aridez de nuestros suelos a consecuencia de la falta de lluvia, y uno se pregunta quién es el responsable de este fenómeno climático: Para los de la ciudad, el campesino que quema sus montañas, para el campesino, es toda una tradición quemar cerros a fin de preparar la tierra para los nuevos sembríos. Para todos, sin lugar a dudas, el problema es que los gobiernos; y eso pasa en diferentes partes del mundo no han tomado previsiones al respecto. No se planificó con la asistencia técnica al hombre del campo a preservar sus tierras. Solo hemos dejado a libre albedrío la explotación de la tierra y ésta hoy esta reclamando su pago. Lo que muchas zonas han sido bosques, hoy son pastizales. Lo que ayer fue verde, hoy es vivienda. lo que ayer fue agua, hoy es sequía.
En cada metro cuadrado de viaje y recorrido que realizo está el fuego. Ese fuego que devora todo lo que encuentra en su camino. Ese fuego que algún transportista desubicado pierde el parabrisas de su carro por las piedras que caen de los cerros. Ese fuego que lanza llamas como si quisiera devorarte. Ese fuego que marcado por la sed, crece y se agiganta y hace imposible su control. La tierra nuestra, amigos, es muy frágil. Es muy vulnerable. La tierra se va secando, se va muriendo a causa de todos.
Se podrán sembrar miles de árboles, de hacer campañas de reciclaje, movilizaciones para cambiar de conducta al hombre. El tema es más que eso. Mientras no exista sanciones ejemplarizadoras no habrá cura para el mal de la quemazón. Mientras no tomemos consciencia sobre el problema grave que nos acoge a todos y la probable hambruna a mediano plazo para nuestro país, seguiremos siendo indiferentes al clamor de la gente campesina.
El campesino nuestro fue utilizado como conejillo de indias para experimentos temporales. En cada cuenca de Amazonas,existen proyectos que duran tres años y no tiene sostenibilidad ni presupuesto para su mantenimiento. Acaba el proyecto, muere la ilusión, mueren también las ganas por hacer las cosas. El campesino desde mucho tiempo fue usado como medio para hacer las cosas y nunca como fin para cambiara las cosas.
Nos rasgamos la vestidura por el hombre del campo. Hoy el hombre del campo, quiere hechos, asistencia permanente, capacitación especializada, fortalecimiento de sus organizaciones para sentirse que hace falta en este camino que no nos conduce a nada. Parodiando a Vallejo: " La tierra estaba muriendo, vinieron unos cuantos y la tierra iba muriendo; vinieron los grandes y pequeños; pero la tierra iba muriendo. Tomaron conciencia todos, pusieron la mano, se abrazaron, clamaron por la tierra; y la tierra se puso de pie y comenzó a producir"
1 comentario:
Hola.
Si dedicaramos el presupuesto que se derrocha en seguir falsas ideologias religiosas (catolicos, protestantes, testios, musulmanes, etc.) y se gastara en invertir en la tierra (ya que la naturaleza es nuestro verdadero dios y a ella nos debemos) otra cosa se estaria viendo.
Publicar un comentario