miércoles, 18 de noviembre de 2009

REPUBLICA, REPUBLIQUETA Y REPUBLICOTA


En política internacional, los arañazos, las puyas, los rompe fuertes lingüísticos, son la sazón que genera, encandila y hasta motiva los conflictos entre las naciones. Y eso parece que es el mensaje que nos seguirán brindando los presidentes de Perú y Chile por el caso del espía peruano que desde el 2002 presumiblemente viene otorgando información clasificada y codificada a militares chilenos. Ese espía, que debe ser calificado en toda su miseria humana, no es ni el primero ni el último en la guerra de la inteligencia supranacional.

Para nadie es un secreto, que Chile aspira por todas las formas sean lícitas o no, contar con la máxima información posible sobre nuestros movimientos internos. Desde que Fujimori comenzó la ola de la privatización, Chile o los empresarios chilenos han logrado colocar sus inversiones en empresas estratégicas y con ello ganando la guerra económica al Perú. Prueba de ello, es el monopolio aéreo con LAN cuyos pilotos chilenos, tienen cartas abiertas para fotografiar nuestro territorio. Y tienen un espía mayor, apellidado Rodríguez Larraín que es el presidente de esta empresa y casado con la vicepresidenta del Diario El Comercio. Es decir dos monstruos que se han unido por intereses para proteger capitales extranjeros en contra de nuestra seguridad y soberanía nacional. Y ellos no tienen precio. No ganan tres mil dólares mensuales.

Tampoco es desconocido por los “peruanos de primera clase”, que Chile se prepara agresivamente para hacer la guerra por el agua del Titicaca en el futuro casi inmediato. Tampoco es desconocido que la marca Macchu Picchu, es patentada por Chile, así como la promoción mundial de sus tres millones de kilómetros de selva que es vista mediante videos en todo el mundo, excepto en el Perú.


Geopolíticamente, Chile tiene un avance estratégico militar de años luz, saben de nuestras debilidades. Conocen nuestra compleja geografía semejante a un papel arrugado. Estratégicamente saben que ingresar al Perú, es tener el núcleo de Sudamérica (Puerto El Callao) y ganar otra ambición asolapada del Brasil para tener su salida al Pacífico. Y ese sueño lo tienen desde mucho tiempo, en base a un PLAN CHILE que es actualizado periódicamente desde la era Pinochet y nosotros, que crecemos como Dios manda, no contamos a la fecha con un Plan Nacional de Desarrollo.


En este período de guerra fría, vale aunar esfuerzos no patrioteros ni patriotitas, para que el gobierno peruano que viene asumiendo con sutileza e inteligencia el tema pueda ganar la guerra mediática a Chile, esa republiqueta que pese a su poder económico, no entiende de valores, de ética o dignidad.

Ni república, ni republiqueta, ni republicota somos ni seremos los peruanos. Somos una nación multiétnica, multirracial, con soberanía y autonomía propia, que tiene que nivelarse en el contexto internacional para defender los intereses de 25 millones de compatriotas que quieren, que nuestra economía prospera sea propia y que nuestra seguridad no depende de capitales extranjeros y que el Estado, tienda el puente del respeto, tolerancia…pero al mismo tiempo con diplomacia férrea a fin de lavar la cara a los del sur que viven críticos momentos en un desierto en proceso de extinción.

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