Es una pregunta que creo nos hacemos todos los varones del mundo y no porque las mujeres sean malas: ¡Son extremadamente malas!. Malas porque tienen bocas bonitas, como Angelina Jolie, piernas largas y finas como Eva Méndez, bien contorneadas como Patricia Montarola, miradas sensuales como Thalía, ojos bellísimos como de Ornella Mutti, la sensualidad de Demi Moore o los gemidos de la Navratilova y el trasero de Jennifer López
Son malas porque en verano, usan ropas provocativas, sandalias que exhiben a lo máximo la belleza de sus pies, pero esconden sus ojos de mil colores bajo las gafas de sol para evitar ser observadas golosamente. Son malas porque se ponen pantalones bien ceñidos al cuerpo, que groseramente tenemos que volver la mirada haciéndonos los cojudos y contemplarlas y volar nuestra imaginación hasta donde tengamos la libertad del pensamiento. Son malas porque cuando caminan sabiendo que son el centro de atención, mueven las caderas cadenciosamente y se ríen interiormente sabiendo que hicieron trizas nuestros sesos.
Son sabias, inteligentes, intrigantes, amorosas, odiosas. Mortalmente odiosas, pero son malas y son bellas como las flores del edén, como el viento en pleno desierto, como el canto de las aves en un amanecer de otoño y con las hojas cayendo, como aquellas canciones sin fronteras que invaden nuestra mente y pierde todo sentido. Son malas porque abusan de su género y aman cuando quieren ser amadas.
Afirmo que Dios no creo a la mujer y es hecho del demonio, porque solo una hija de este desnaturalizado puede hacer las cosas que hace: Ser esa manzana que invita a comerla, saciarse en sus jugos y llorar por ella.
Son malas porque en verano, usan ropas provocativas, sandalias que exhiben a lo máximo la belleza de sus pies, pero esconden sus ojos de mil colores bajo las gafas de sol para evitar ser observadas golosamente. Son malas porque se ponen pantalones bien ceñidos al cuerpo, que groseramente tenemos que volver la mirada haciéndonos los cojudos y contemplarlas y volar nuestra imaginación hasta donde tengamos la libertad del pensamiento. Son malas porque cuando caminan sabiendo que son el centro de atención, mueven las caderas cadenciosamente y se ríen interiormente sabiendo que hicieron trizas nuestros sesos.
Son sabias, inteligentes, intrigantes, amorosas, odiosas. Mortalmente odiosas, pero son malas y son bellas como las flores del edén, como el viento en pleno desierto, como el canto de las aves en un amanecer de otoño y con las hojas cayendo, como aquellas canciones sin fronteras que invaden nuestra mente y pierde todo sentido. Son malas porque abusan de su género y aman cuando quieren ser amadas.
Afirmo que Dios no creo a la mujer y es hecho del demonio, porque solo una hija de este desnaturalizado puede hacer las cosas que hace: Ser esa manzana que invita a comerla, saciarse en sus jugos y llorar por ella.
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