Mientras muchos celebran las
festividades del fin de semana, tomé un libro escrito hace 80 años y repasaba
algunos detalles sobre la evolución de Amazonas, entre los que se puede
destacar:
Órdenes
religiosas: Ninguna ciudad como Chachapoyas tuvo tanta presencia de
órdenes religiosas que desconociendo el sacrificio del tiempo y distancia,
viajaron miles de kilómetros para evangelizar la “zona del dorado”. De eso,
quedan en varios lugares de Amazonas los legados representados en templos,
tales como Jalca Grande, Alto Imaza, Casmal, entre otros.
Mitimaes: Casi el
60% de la población nativa de Chachapoyas y Luya fueron “expulsados” de su
territorio para poblar, incluso zonas en Bolivia y Argentina. Los jerarcas del
Tawantinsuyo tenían miedo a la gallardía y poderío de nuestros ancestros.
Conquista
de la Selva: Desde Chachapoyas partieron delegaciones numerosas hacia
Rioja, Yurimaguas e Iquitos para conquistar la amazonia. En Iquitos hasta hoy
se puede apreciar una placa en un obelisco donde reconocen a los amazonenses
por su valioso aporte en la guerra con Colombia.
Caballos de
casta: Chachapoyas fue calificado por el virreinato, la cuna de los
mejores pura sangre del país. Tanto en la capital de Amazonas como en Luya, se
criaban estos ejemplares que fueron muy apreciados por la clase criolla limeña,
al extremo, que cientos de ellos fueron trasladados para apoyar en la guerra
del pacífico y los ejemplares vivos, nunca más regresaron.
Tierra de
la libertad y libertadores: En Higos Urco se consolidó la
independencia del nor oriente peruano. En Chachapoyas nacieron dos insignes
compatriotas que le dieron luces e inteligencia a la nueva generación que haría
la más grande revolución ideológica del Perú: Rodríguez de Mendoza y Antonio de
Andueza.
Legados y
emblemas: En esta parte del país se erigen las construcciones
arqueológicas más monumentales del Perú. No es sólo Kuélap. El solo hecho de
contar con Sarcófagos, únicos en su género en esta parte del continente, así
como los únicos paños de bien de Indo américa, refleja el riquísimo pasado que
heredamos.
No quiero seguir enumerando hechos y sucesos que han hecho
historia nacional y mundial. Solo quiero, revivir en cada uno de ustedes el
sentido responsable de valorar el pasado y manifestar el orgullo por lo
nuestro.
Tercamente seguiré insistiendo que Chachapoyas no es una
tierra cualquiera. Es digna de darle el valor que se merece en la historia, por
lo que no debemos escatimar esfuerzo en brindarle para el Bicentenario, el
lugar que le corresponde en el Perú.
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