lunes, 13 de mayo de 2019

Tercamente apostando por el Bicentenario



            Mientras muchos celebran las festividades del fin de semana, tomé un libro escrito hace 80 años y repasaba algunos detalles sobre la evolución de Amazonas, entre los que se puede destacar:


Órdenes religiosas: Ninguna ciudad como Chachapoyas tuvo tanta presencia de órdenes religiosas que desconociendo el sacrificio del tiempo y distancia, viajaron miles de kilómetros para evangelizar la “zona del dorado”. De eso, quedan en varios lugares de Amazonas los legados representados en templos, tales como Jalca Grande, Alto Imaza, Casmal, entre otros.

Mitimaes: Casi el 60% de la población nativa de Chachapoyas y Luya fueron “expulsados” de su territorio para poblar, incluso zonas en Bolivia y Argentina. Los jerarcas del Tawantinsuyo tenían miedo a la gallardía y poderío de nuestros ancestros.

Conquista de la Selva: Desde Chachapoyas partieron delegaciones numerosas hacia Rioja, Yurimaguas e Iquitos para conquistar la amazonia. En Iquitos hasta hoy se puede apreciar una placa en un obelisco donde reconocen a los amazonenses por su valioso aporte en la guerra con Colombia.

Caballos de casta: Chachapoyas fue calificado por el virreinato, la cuna de los mejores pura sangre del país. Tanto en la capital de Amazonas como en Luya, se criaban estos ejemplares que fueron muy apreciados por la clase criolla limeña, al extremo, que cientos de ellos fueron trasladados para apoyar en la guerra del pacífico y los ejemplares vivos, nunca más regresaron.

Tierra de la libertad y libertadores: En Higos Urco se consolidó la independencia del nor oriente peruano. En Chachapoyas nacieron dos insignes compatriotas que le dieron luces e inteligencia a la nueva generación que haría la más grande revolución ideológica del Perú: Rodríguez de Mendoza y Antonio de Andueza.

Legados y emblemas: En esta parte del país se erigen las construcciones arqueológicas más monumentales del Perú. No es sólo Kuélap. El solo hecho de contar con Sarcófagos, únicos en su género en esta parte del continente, así como los únicos paños de bien de Indo américa, refleja el riquísimo pasado que heredamos.

No quiero seguir enumerando hechos y sucesos que han hecho historia nacional y mundial. Solo quiero, revivir en cada uno de ustedes el sentido responsable de valorar el pasado y manifestar el orgullo por lo nuestro.

Tercamente seguiré insistiendo que Chachapoyas no es una tierra cualquiera. Es digna de darle el valor que se merece en la historia, por lo que no debemos escatimar esfuerzo en brindarle para el Bicentenario, el lugar que le corresponde en el Perú.


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