Pero la responsabilidad recae en todos…
¿Qué tiene el mundo lo que no
tenemos nosotros los amazonenses?. Mucho, sinceramente, pero nada
extraordinario que no podamos construir poco a poco un destino que encante al
mundo por igual. En un espacio pequeño (menos de 40 mil km2) que constituye el
departamento de Amazonas, se pueden nítidamente distinguir la variabilidad de
recursos con que se cuenta y cada uno de ellos es una potencialidad para
cambiar el rostro social, económico y hasta político de nuestra región.
El tema, no solo pasa por contar
con los recursos, pasa por sacar la catarata en el ojo humano del gestor
público y privado para que desarrolle prioritariamente las inversiones en este
rubro rompiendo los viejos vicios de una planificación presupuestal diversificada,
que conduce al desarrollo pero extremadamente lento; en cambio, la prioridad,
lo emergente a corto plazo genera rentabilidad y recursos para generar el
desarrollo espacial del territorio de una manera sostenible en el tiempo.
A 7 kilómetros de la ciudad
china de Guilin encontramos una de las cuevas más
impresionantes que se puedan haber descubierto alguna vez en las cavidades de
la Tierra: la cueva de la Flauta de Caña, una oquedad de 240 metros
de profundidad, para nada comparable a Quiocta. La diferencia es que la de
China es totalmente iluminado y se puede apreciar los caprichos de la
naturaleza. ¿Se imaginan así en Quiocta, Don Leo, Omia, etc?. ¿Que hizo posible esto?.
Coraje, determinación. Actualmente lo visitan un promedio de dos mil turistas diariamente pagando un promedio de 8 dólares por persona. Haga su suma por
semana, por mes, por año. Altamente rentable ¡5 millones de dólares anuales!.
Si acondicionáramos y consolidáramos
los circuitos diseños el 2014 y hacemos hincapié en el Plan de Desarrollo
Concertado, es una obligación invertir en el turismo pero estratégicamente y
que fortalezca el icono como Kuélap, pero adicionalmente mejorando los
servicios complementarios, donde los tour operadores se pongan la camisa y no
solo la media (del negocio) en acciones de cambio, de empoderamiento y de real
valor a lo nuestro.
Sin hacer comparaciones que para
muchos son odiosos, es pertinente asumir el control de los recursos (estado)
para acondicionarlo y ponerlo al servicio de todos y los que operan el
destino, el circuito, asuman la responsabilidad de darle sostenibilidad pero
sin majaderías ni prostitución de la misma con tarifas usureras que al final
degenera la calidad y la pérdida del atractivo.
Para muchos pueblos aledaños al
teleférico, lo ven a esta “novedad” como una amenaza a sus potencialidades;
pero si es que de ello lo convertimos en oportunidad, tengo la seguridad que la
liquidez y el remanente de ingresos, también alcanzaría a todos, entonces que
hacer. Muy simple.
ü Invirtamos
en proyectos
ü Mantengamos
una cartera de proyectos a los privados para que inviertan por medio de la concesión.
ü Fomentemos
ferias de turismo con capitales privados.
ü Involucremos
a ProInversión en la implementación de proyectos.
ü Asumamos la
rectoría del turismo regional y;
ü Hagamos que
la gallina siga poniendo huevos, para que alimente a todos en el futuro de
Amazonas.
Ah, finalmente, dejar de pensar en
pequeñeces, vivir de rodillas, ponerse de pie y comenzar a volar pero de
verdad.
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