Laushito, me dijo doña Francisca, la Jesho nació en la
madrugada del seis de junio. Ese mes donde el frio te hace pispa la cara y se
mete hasta tu tuétano. Su mamá la Julia, bien pobre, pero pishpirilla era. A
los tres meses de nacida la Jesho, muere su mamá, no se sabe cómo ni de qué;
pero dicen las shimshangas que murió de pena. Pena a un amor nunca olvidado, a
un hombre que le ofreció todo, la embarazó y desapareció como vino.
Mirste pué, ahora tiene quince años la Jesho y bien
murushita es. Tiene los pies de la gacela, por eso lacan lacan anda para
cualquier mandao. Estudia de noche, porque su hermanito, un año mayor que ella,
muermo nomá para. No hace nada. Pacracho parece. Mejor dicho es un ataval.
Cuando la vi, a primera vista, sus ojos color de la miel, me
parecía mucho mayor en la edad. Su caruma estaba muy descuidada, es shangita.
Al parecer el shampoo, el peine no son amigos fieles de la Jesho. Su voz es
plateada, demasiado fina para su edad, su chucho estaba tablacho diría. Sus
labios, delgados estaban secos. Secos como sus ideas, sus sueños y
sentimientos.
Chao tú lo que te haces, me dijo, cuando le quise abordar.
Jesho, quiero conversar contigo. ¿A propasao, quepsqueres? Te quiero ayudar, quiero
ser tu amigo. Jum, todos dicen que quieren ser mis amigos, segurito tu trola
busca muchilla, yo no soy una putsinga. Vete antes que te eche shal shal la
ishpa vieja.
Pasaron meses en que la volví a encontrar. Su rostro no era
la misma. Vestía jeen azul, chompa roja, zapatos de tacón. Unos rayos de oro
caían por su pelo, ahora lacio. Habrá crecido unos cuantos centímetros. ¡Jesho¡
le dije. Se paró con altivez, sacándose los lentes negros me miro de arriba
abajo. ¿Te conozco? Soy Víctor, al que me hiciste correr con la amenaza de la
ishpa vieja. Mi miró, me hizo un rictus de desplante y siguió su camino. ¡Qué
cambio y que linda está esta grajienta!, me dije y la seguí.
A cinco cuadras de la plaza, un carro rojo, le abre la
puerta. Sube, le da un beso a su acompañante, encienden el motor y marchan con
rumbo desconocido. En un año que la deje de ver, me acordé lo que me dijo Doña
Francisca, que la mamá de la Jesho, era una pishpirilla. Ella a sus dieciséis
sigue sus pasos. La historia se repite. La madre murió por amor. La Jesho,
espero que viva, que sueñe, aunque sea en cama ajena y que cada noche distintos
cuerpos lo haga su mujer. Y pensar que cuando quise ser su amigo, me dijo que
no era una putsinga. Que no era de nadie, ni de ella misma. Era del destino,
que muchas veces es cruel con la pobreza.
Traducción del
IDIOMA CHACHAPOYA
Laushito = Pena,
compasión.
Jesho = Expresión
como se llama a las personas con nombre de Jesús.
Pishpirilla = movida
Shimshanga =
Chismosa
Mirste pué = mire
pues
Murushita =
Pecosita, mujer con la cara llena de pecas.
Lacan, lacan =
persona que camina ligero.
Pacracho = Tierra infértil,
que no sirve.
Shangita = Persona
con el pelo crespo o ensortijado.
Muchilla =
Adolescente
Ishpa = Orina
Putsinga = Meretríz
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