Colaboración: JOSE LUIS CASTRO LOZANO
Cómo no creer en ella si me ha devuelto a la
vida, cómo no creer si me ha dado la oportunidad de volver a abrazar a mi
familia.
Lo que empiezo a contar es uno de los momentos
que seguro quedarán grabados en mi memoria por el resto de mis días.
Todo empezó el domingo por la tarde cuando
alisté mi maletín para viajar, y con ello el cuadro de dejar a la familia por
una semana, como todos los domingos; al estar con mi valija lista, con mi
esposa fuimos a poner unas velas en la casa donde acoge a la Virgen de la Puerta allá en el jirón
tres esquinas en la ciudad de Chachapoyas. Junto a ella estaba el Señor de la Justicia
y por su puesto al que también coloqué velas y les ofrecí unas oraciones y
entre ellas unas peticiones, que sin duda la más importante era que me cobijara
con su manto para poder viajar tranquilo sin que nada malo me pasara, rogué
asimismo, que cuidara de mi familia durante mi ausencia; todo ello sin pensar
lo que me esperaba kilómetros más adelante.
Carretera Chachapoyas - Pedro Ruiz,
kilometro 29, hora 5 y 20 de la tarde; en el vehículo en el que
viajábamos tres personas todo era de lo más tranquilo conversando de lo
acontecido en la semana, hasta que de pronto miré hacia mi lado derecho yo que
estaba en el asiento del copiloto y ví que de una altura de un metro
aproximadamente, se desprendía una pequeña piedra –mas chica que la cabeza de
una persona- entonces rápidamente avise al chofer lo ocurrido y levante la
mirada hacia el tajo (corte del cerro) y vi como toneladas de tierra se venían
abajo, el piloto no tuvo otra opción que
pisar a fondo el acelerador para salir del peligro, cuando de repente, escasos
metros tras nuestro el cerro había tapado todo el ancho de la carretera.
Unos cien metros más abajo paramos y bajamos
del vehículo para respirar y ver lo ocurrido, gran cantidad de tierra y piedras
habían bloqueado la carretera, en ella que segundos antes habíamos pasados
mirando despavoridos como el cerro se venía abajo. En ese momento me comunique
con mi esposa que me contestó que se sentía algo intranquila como si algo malo
sucedería, a lo que solo atiné a responder que me encontraba bien y me enviara
el cargador de mi celular que había dejado por olvido.
A mis acompañantes no dudé en contar que antes
de salir de viaje había estado junto a la virgen y que le había pedido nos
cuide durante nuestra travesía, de lo que ellos quedaron agradecidos y
manifestando que todos tenemos una hora y ésta no es la nuestra.
Como siempre, llegado a mi destino la ciudad de
Bagua, llamé a mi esposa para contarle lo ocurrido y que me encontraba sano y
salvo tal cual estaban mis compañeros de viaje, ella se sorprendió y dio
gracias a Dios y a la Virgen por haber acompañado nuestra ruta, y de verdad
cosa que había hecho yo en innumerables veces desde lo ocurrido hasta mi
llegada.
Es probable que muchos de los que leen no sean
creyentes, pero lo ocurrido para mí no es fortuito, es una protección divina
que en ese momento cayo entre nosotros y del cual estoy más que agradecido,
porque me ha dado la oportunidad de volver a conversar con mi familia y poder
contar lo ocurrido, algunos como yo lo llamaremos UN MILAGRO, porque para los
que creemos es un milagro que toneladas de tierra no nos hayan sepultado vivos
y esos cinco segundos sean la diferencia entre la vida y la muerte. De lo que
escuché en la casa de la virgen este sábado la cambiarán de atuendo, la untaran
con fragancias y la colocarán nuevamente en su urna, pero los que hemos podido
verla vestir sabemos que nuestra Virgen de la Puerta sufre un grave problema,
se trata de roturas entre lo que sería las articulaciones entre el brazo y el
tronco, ésta se encuentra pegada y sujetada con una cinta adhesiva de color
negro para sujetarla; ojalá algunas personas puedan apoyar a restaurar esta
imagen asa como lo han hecho con algunas otras y cuadros en el obispado, me
atrevo a pensar que la Escuela de Bellas Artes pueden hacer algo ahí y hacer de
ésta una obra de bien para la feligresía católica; por mi parte como siempre
acudiré a la casa de la virgen y seguiré colocando mis velitas que iluminen mi
camino.
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