Es un lugar sin tiempo, en donde las cimas verdes de infinitas montañas son habitadas por nubes que parecen abrazarse entre sí permanentemente, donde podemos encontrar un paraíso llamado Kuélap.
Llegar hasta allí es un reto, pero vale la pena afrontarlo pues al poner los ojos sobre la primera construcción una indescriptible sensación cruza la espina dorsal. Uno queda frente a murallas de hasta 30 metros de alto que protegen esa ciudadela de unas seis cuadras de largo.
El trabajo silencioso de los arqueólogos y especialistas del Proyecto Especial Kuélap, del Instituto Nacional de Cultura (INC) y del Gobierno Regional de Amazonas ha posibilitado desenterrar 20 viviendas circulares del sector sur del complejo. Hace años hicieron lo mismo con otras viviendas para sustentar la importancia de continuar con las investigaciones. Se estima que aún hay enterradas otras 500 construcciones similares.
El arqueólogo Manuel Malaver Pizarro, encargado del Área de Patrimonio del INC-Amazonas, y Felipe Catamutti Castañeda, director del Proyecto Especial Kuélap, permitieron a este Diario ingresar y ver algunos de los últimos descubrimientos, entre los que resalta el complejo de viviendas circulares.
La ciudadela de Kuélap está formada por dos plataformas gigantescas artificiales superpuestas sobre las cuales se levanta el centro poblado preínca. Allí los Chachapoyas edificaron grupos habitacionales circulares y recintos ceremoniales divididos en barrios, de acuerdo con la jerarquía y condición social del habitante.
Para diferenciar estos sectores, los arqueólogos los han denominado Pueblo Bajo y Pueblo Alto. En el primero destaca un edificio ceremonial llamado El Tintero construido en forma de un cono invertido de más de cinco metros de altura. Durante los trabajos de reconstrucción se ha descubierto en su interior una cámara secreta en forma de botella de cinco metros de profundidad. En ese lugar se hallaron restos humanos y de animales. Estos son prueba de sacrificios a los apus y otras deidades.
En la zona conocida como Pueblo Alto hay unas 80 construcciones de piedra también circulares. Allí destacan El Castillo, compuesto por tres plataformas superpuestas, y El Torreón, al norte del pueblo. Es desde ese último bastión de siete metros que se puede ver hacia los cuatro puntos cardinales. Habría sido punto de vigilancia, seguridad y también para las comunicaciones con las comarcas vecinas.
La fortaleza Kuélap tiene tres entradas. Dos hacia el este y la tercera al oeste, diseñadas con enormes callejones en forma de embudo que terminan en una pequeña abertura que permite el paso de solo un individuo cada vez. La fortaleza es inexpugnable y está rodeada de farallones y precipicios. No hay ningún otro lugar para ingresar.
Malaver Pizarro y Catamutti Castañeda nos mostraron los trabajos de recuperación y restauración realizados en la entrada principal de la fortaleza donde los farallones son imponentes. Presenta las cinco etapas en que fue construida la ciudadela. En las murallas del inmenso callejón en forma de embudo en declive están esculpidas imágenes de animales, reptiles, aves, rostros humanos con rictus de dolor y otros con expresiones de asombro. También se ven caras de niños mellizos y la tumba posiblemente de un noble con una cabeza clava que simboliza jerarquía.
“Hay mucho por descubrir. Todo Kuélap está cubierto por un inmenso halo de misterio”, señaló Felipe Caramutti. Indicó que los restos descubiertos durante los dos últimos años son investigados para darles su verdadera dimensión histórica y valor arqueológico.
Dijo que adelantar mayor información podría alterar el trabajo científico. Informó que pruebas de Kuélap han sido enviadas a los laboratorios de extranjero para ser sometidas a pruebas de radiocarbono y termoluminiscencia.
EN PUNTOS
Todas las edificaciones circulares en Kuélap fueron levantadas con piedras de granito rosado que estaban superpuestas solamente. Es decir, no se ha usado mezcla alguna para mantenerlas unidas.
La ciudadela de Kuélap está ubicada sobre los 3.000 m.s.n.m., en la cordillera más alta del distrito de Tingo, en provincia de Luya, Amazonas (http://www.elcomercioperu.com.pe)
Llegar hasta allí es un reto, pero vale la pena afrontarlo pues al poner los ojos sobre la primera construcción una indescriptible sensación cruza la espina dorsal. Uno queda frente a murallas de hasta 30 metros de alto que protegen esa ciudadela de unas seis cuadras de largo.
El trabajo silencioso de los arqueólogos y especialistas del Proyecto Especial Kuélap, del Instituto Nacional de Cultura (INC) y del Gobierno Regional de Amazonas ha posibilitado desenterrar 20 viviendas circulares del sector sur del complejo. Hace años hicieron lo mismo con otras viviendas para sustentar la importancia de continuar con las investigaciones. Se estima que aún hay enterradas otras 500 construcciones similares.
El arqueólogo Manuel Malaver Pizarro, encargado del Área de Patrimonio del INC-Amazonas, y Felipe Catamutti Castañeda, director del Proyecto Especial Kuélap, permitieron a este Diario ingresar y ver algunos de los últimos descubrimientos, entre los que resalta el complejo de viviendas circulares.
La ciudadela de Kuélap está formada por dos plataformas gigantescas artificiales superpuestas sobre las cuales se levanta el centro poblado preínca. Allí los Chachapoyas edificaron grupos habitacionales circulares y recintos ceremoniales divididos en barrios, de acuerdo con la jerarquía y condición social del habitante.
Para diferenciar estos sectores, los arqueólogos los han denominado Pueblo Bajo y Pueblo Alto. En el primero destaca un edificio ceremonial llamado El Tintero construido en forma de un cono invertido de más de cinco metros de altura. Durante los trabajos de reconstrucción se ha descubierto en su interior una cámara secreta en forma de botella de cinco metros de profundidad. En ese lugar se hallaron restos humanos y de animales. Estos son prueba de sacrificios a los apus y otras deidades.
En la zona conocida como Pueblo Alto hay unas 80 construcciones de piedra también circulares. Allí destacan El Castillo, compuesto por tres plataformas superpuestas, y El Torreón, al norte del pueblo. Es desde ese último bastión de siete metros que se puede ver hacia los cuatro puntos cardinales. Habría sido punto de vigilancia, seguridad y también para las comunicaciones con las comarcas vecinas.
La fortaleza Kuélap tiene tres entradas. Dos hacia el este y la tercera al oeste, diseñadas con enormes callejones en forma de embudo que terminan en una pequeña abertura que permite el paso de solo un individuo cada vez. La fortaleza es inexpugnable y está rodeada de farallones y precipicios. No hay ningún otro lugar para ingresar.
Malaver Pizarro y Catamutti Castañeda nos mostraron los trabajos de recuperación y restauración realizados en la entrada principal de la fortaleza donde los farallones son imponentes. Presenta las cinco etapas en que fue construida la ciudadela. En las murallas del inmenso callejón en forma de embudo en declive están esculpidas imágenes de animales, reptiles, aves, rostros humanos con rictus de dolor y otros con expresiones de asombro. También se ven caras de niños mellizos y la tumba posiblemente de un noble con una cabeza clava que simboliza jerarquía.
“Hay mucho por descubrir. Todo Kuélap está cubierto por un inmenso halo de misterio”, señaló Felipe Caramutti. Indicó que los restos descubiertos durante los dos últimos años son investigados para darles su verdadera dimensión histórica y valor arqueológico.
Dijo que adelantar mayor información podría alterar el trabajo científico. Informó que pruebas de Kuélap han sido enviadas a los laboratorios de extranjero para ser sometidas a pruebas de radiocarbono y termoluminiscencia.
EN PUNTOS
Todas las edificaciones circulares en Kuélap fueron levantadas con piedras de granito rosado que estaban superpuestas solamente. Es decir, no se ha usado mezcla alguna para mantenerlas unidas.
La ciudadela de Kuélap está ubicada sobre los 3.000 m.s.n.m., en la cordillera más alta del distrito de Tingo, en provincia de Luya, Amazonas (http://www.elcomercioperu.com.pe)
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