Este fin de semana en un programa nacional de radio, ante los comentarios sobre la inflación, las huelgas que se avecinan, la pobreza, etc, el Premier Jorge Del Castillo Gálvez, decía, que estamos viviendo etapas muy importantes que deben motivar orgullo por nuestro país. Habló que tenemos el mejor crecimiento económico en América latina, que somos un país a punto de ser considerado como el de menor riesgo país y que la inflación era la de menor índice en esta parte del mundo, mientras que los vecinos sufren las consecuencias de la crisis mundial, acá, en otras palabras, la pasamos bien.
Particularmente, no se donde se ubica nuestro premier, ahh, creo que sí. Se ubica en su generosa posición de autoridad nacional y que a costa del estado tiene los gastos sufragados, con buenos viáticos, consideraciones y bolsas de viaje para toda ocasión, que no la da tiempo de visitar los mercados y darse cuenta que el huevo está a tres por un sol, la carne está por las nubes entre 12 y 14 soles, que el tomate está el kilo a tres soles, que la papa esta cerca de los dos soles, que cinco hojitas de culantro a diez céntimos, y que todo está fuera del alcance de la gente, que estamos bien. Bien jodidos porque nadie para la maldita inflación.
Nunca he visto comprar en los mercados de Chachapoyas a las amas de casa los productos en octavos, y eso si que es una muestra de la verdadera situación en que nos encontramos. Para Jorge Del Castillo y su gabinete, tal como dicen las calles y plazas, siguen trabajando para consignas, estadísticas y parámetros del Banco Mundial y muy alejado de su concepción originaria política social demócrata y de un estado sin explotadores ni explotados. Está bien que crezcamos económicamente, que le empatemos a Chile que seamos vistos como la niña dorada para la inversión mundial; pero, que este crecimiento se sienta en la gente del pueblo. Ese pueblo que camina, que suda, que se raja y se saca la mugre por un sol.
Está bien que aparezcamos como gobierno responsable ante el mundo, el FMI, el Banco Mundial, ante nuestros acreedores; pero ellos viven de cifras, los peruanos vivimos de la realidad. Esa realidad que dice que estamos mal, que las cosas suben todos los días, que el hambre agobia, que nuestros niños comen menos con el mismo sueldo que se gana, que no podemos curarnos por que la medicina es cara.
Esta bien doctor Del Castillo que siga usted defendiendo lo bueno de su gobierno, que combata a los que toman puentes, que deje la mesa a los que hacen huelga, que combata al iracundo ideólogo extremista; pero dé un poco de su tiempo también en defensa del hambre del pueblo. Ese pueblo que creyó en ustedes hace dos años. Ese pueblo que cree que Víctor Raúl Haya de la Torre no ha muerto. Ese pueblo que todavía cree en que es tiempo de en rumbar el camino y comienzan a gobernar con el pueblo, para el pueblo y con pan y libertad. Entonces sí, estaremos orgullosos de vivir en nuestro país.
Particularmente, no se donde se ubica nuestro premier, ahh, creo que sí. Se ubica en su generosa posición de autoridad nacional y que a costa del estado tiene los gastos sufragados, con buenos viáticos, consideraciones y bolsas de viaje para toda ocasión, que no la da tiempo de visitar los mercados y darse cuenta que el huevo está a tres por un sol, la carne está por las nubes entre 12 y 14 soles, que el tomate está el kilo a tres soles, que la papa esta cerca de los dos soles, que cinco hojitas de culantro a diez céntimos, y que todo está fuera del alcance de la gente, que estamos bien. Bien jodidos porque nadie para la maldita inflación.
Nunca he visto comprar en los mercados de Chachapoyas a las amas de casa los productos en octavos, y eso si que es una muestra de la verdadera situación en que nos encontramos. Para Jorge Del Castillo y su gabinete, tal como dicen las calles y plazas, siguen trabajando para consignas, estadísticas y parámetros del Banco Mundial y muy alejado de su concepción originaria política social demócrata y de un estado sin explotadores ni explotados. Está bien que crezcamos económicamente, que le empatemos a Chile que seamos vistos como la niña dorada para la inversión mundial; pero, que este crecimiento se sienta en la gente del pueblo. Ese pueblo que camina, que suda, que se raja y se saca la mugre por un sol.
Está bien que aparezcamos como gobierno responsable ante el mundo, el FMI, el Banco Mundial, ante nuestros acreedores; pero ellos viven de cifras, los peruanos vivimos de la realidad. Esa realidad que dice que estamos mal, que las cosas suben todos los días, que el hambre agobia, que nuestros niños comen menos con el mismo sueldo que se gana, que no podemos curarnos por que la medicina es cara.
Esta bien doctor Del Castillo que siga usted defendiendo lo bueno de su gobierno, que combata a los que toman puentes, que deje la mesa a los que hacen huelga, que combata al iracundo ideólogo extremista; pero dé un poco de su tiempo también en defensa del hambre del pueblo. Ese pueblo que creyó en ustedes hace dos años. Ese pueblo que cree que Víctor Raúl Haya de la Torre no ha muerto. Ese pueblo que todavía cree en que es tiempo de en rumbar el camino y comienzan a gobernar con el pueblo, para el pueblo y con pan y libertad. Entonces sí, estaremos orgullosos de vivir en nuestro país.
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